El Instituto Chileno de Políticas Públicas, en el contexto del Día Mundial del Sueño, hizo un llamado al Gobierno a suspender el cambio de hora previsto para el próximo 5 de abril, medida que busca retornar al horario de invierno (UTC-4).
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La solicitud se fundamenta en la evidencia científica que demuestra los efectos adversos de estas alteraciones horarias en la salud física y mental de la población, con consecuencias aún más críticas en grupos vulnerables como personas autistas, con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), ansiedad, depresión y otras condiciones crónicas.
“No puede ser que todos los años estemos pidiendo lo mismo y que el gobierno prefiera guardar silencio y mantener la medida”, dijo Humberto García presidente de la entidad.
“Tal como van las cosas, la comunidad nacional se verá obligada a judicializar esta demanda de terminar con los cambios de hora. No resulta razonable si se considera que en virtud de los antecedentes, basta solo la voluntad para tomar esta decisión y dejar de exponer a las personas. En los próximos días, junto al Dr. Patricio Mardónez, Presidente de la Red Nacional de salud y otros especialistas en salud, una vez más, haremos llegar una carta pública al presidente, con la esperanza de lograr una acción razonable”, agregó.
Impactos en la salud mental y física
De acuerdo a la organización, se ha documentado ampliamente, que el cambio de hora genera alteraciones en el ciclo circadiano, incrementando los riesgos de:
-Trastornos del sueño
-Dificultad para conciliar el sueño
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- Somnolencia diurna y reducción de la calidad del descanso.
-Aumento del estrés y ansiedad
-Desregulación emocional vinculada a la adaptación forzada a nuevos horarios.
-Mayor incidencia de problemas cardiovasculares y metabólicos, asociados a la interrupción prolongada de los ritmos biológicos.
Grupos vulnerables en mayor riesgo
El instituto también indica que la población autista y neurodivergente enfrenta desafíos adicionales debido a su sensibilidad sensorial y necesidad de rutinas estables.
La alteración abrupta de horarios puede exacerbar crisis sensoriales o meltdowns por desajustes en patrones de sueño; también ansiedad y conductas disruptivas ante cambios imprevistos en su estructura diaria.
Asimismo, personas con depresión o trastorno bipolar pueden experimentar agudización de síntomas debido a la desregulación de melatonina, hormona clave en la estabilización del ánimo.