Que a Pamela Díaz no le cae bien Cathy Barriga, eso no tiene ninguna novedad, puesto que la enemistad se remonta desde hace un par de décadas. Por eso ahora, no fue novedad que sintiera poca empatía por ver a la exalcaldesa de Maipú siendo esposada en tribunales y despidiéndose de su marido antes de ser trasladada a la cárcel de San Miguel.
Si bien, La Fiera lamentó que la imagen que fue televisada puede ser triste para los hijos de Barriga, dejó en claro que la máxima medida cautelar se la tendría bien merecida, debido al despilfarro de dinero que malgastó del municipio y que podría haber utilizado para ayudar a gente necesitada.
“Me dio algo en el corazón, pero por algo está ahí. Aquí hay muchas más víctimas que Cathy Barriga. Uno tiene que tener empatía, porque hay una familia, y uno tiene hijos, y que fome que tenga que estar en un lugar así. Pero hemos visto todo este tiempo que Cathy Barriga ha ayudado a un morbo a reírse también de mucha gente”, señaló en su programa de Canal 13, Hay que decirlo.
Además, agregó: “yo soy una persona mucho más fría y obviamente cuando se despide de su esposo uno queda como ‘ah, chuta’. Qué fome por sus hijos, qué fome por su marido, cuando se despide se hace igual la fuerte , pone como una cara que va a llorar... pero tuviste todo el tiempo para reírte de muchas cosas... todas las cosas que hizo, de exponerlas de una forma en la que te reías de la gente”.
“No se me olvida que Cathy Barriga con la plata que malgastó habría ayudado a muchos abuelitos”, sentenció.
Joaquín Lavín visitó a Barriga
A eso de las ocho de la mañana el diputado Joaquín Lavín León llegó hasta la cárcel de San Miguel para entregar algunas pertenencias a su esposa Cathy Barriga, a quien se le modificó la medida cautelar de arresto domiciliario por prisión preventiva.
Sin conocer mucho el procedimiento, Lavín llegó hasta la puerta del penal para realizar consultas a los gendarmes, momento que familiares de otras reclusas le pidieron a gritos que hiciera la fila como el común de los mortales.
“¡Hace fila..! ¡Que haga fila!”, le gritaban.