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“A los 20, 30 habría sido una mamá insoportable”: Soledad Onetto reflexiona sobre la maternidad a una edad madura

La periodista de Canal 13 contó cómo es ser madre de un recién nacido a los 48 años. “Como que he rejuvenecido, ¡no sé cómo!”, reveló.

Soledad Onetto | Gentileza: Canal 13
Soledad Onetto Gentileza: Canal 13

Feliz, radiante, pero con los temores de una madre primeriza. Así confiesa estar la periodista Soledad Onetto con el nacimiento de su primer hijo Borja, a quien tuvo a los 47 años de edad.

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En entrevista con revista Velvet la rostro ancla de Canal 13 contó cómo es ser mamá a una edad madera, reconociendo que si lo hubiese sido a los 20 o 30 años había sido “insoportable”.

“Ser mamá a los 47 tiene una desventaja: tienes menos energía. No obstante, siento que la he sacado no sé de dónde, como que he rejuvenecido, ¡no sé cómo! Pero, insisto, la gran ventaja ahora es el nivel de madurez en que me encuentro. A los 20, 30 habría sido una mamá insoportable. Miro para atrás y me veo en esa perfección que tenía. Habría vuelto loco al entorno, a Borja, a mí, ¡a todo el mundo!”, contó en la entrevista que estará el 5 de noviembre en los quioscos, a la cual Publimetro accedió a un adelanto.

Según explicó, esto tiene que ver con la madurez alcanzada a lo largo de su exigente y equilibrada vida, la cual le permitió soltar todo lo estructurado y dejarse sorprender por el día a día.

Sole Onetto y la maternidad de Borja a los 48

“Hace tiempo que me siento muy cómoda conmigo, con la mujer que soy. Ya no me cuestiono tanto si las cosas están bien hechas o no; estoy más relajada...Hoy tengo cero control; muy entregada. Lo único que intento “controlar”, dentro de lo que se puede, es que Borja esté bien; el resto, ¡es un descontrol total!”, sincera con alegría.

Además, relación a los temores como mamá primeriza, Onetto contó a Velvet que “han ido mutando. Ya dejé esa etapa terrorífica inicial de que podía ahogarse, y que se vuelve inmanejable porque lo veo muy chiquitito; piensa que nació de 37 semanas. Hoy, como todos me anticipan de que pronto caminará, mis temores son que no vaya a meter los dedos al enchufe o que le pase algo. Pero volviendo a lo mismo, entiendo que no puedo controlar. Queremos que sea feliz; es un niño alegre, se levanta contento todos los días...”, fue parte su radiante conversación.

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