La Semana Santa es una de las celebraciones religiosas más conmovedoras, aún más el Domingo de Pascua que recuerda el día de la resurrección de Jesucristo. En esta fecha se cumple con una de las tradiciones más antiguas y que se ha mantenido a lo largo del tiempo especialmente en los países occidentales.
La costumbre de regalar huevos de Pascua, decorados y rellenos de chocolates y dulces, tiene que ver con la prohibición de comer ciertos alimentos durante la Cuaresma. No solo se trata de las carnes rojas, si no también lácteos y otros como los huevos.
Para entonces, muchos buscaban formas de conservar los alimentos de sus animales de granja, incluyendo los huevos que se ponían a hervir y envolvían para almacenar en lugares frescos, aunque al terminar el tiempo de la Cuaresma se le obsequiaban a sus cercanos y vecinos.
“De esta manera no se echaban a perder ni se desperdiciaban”, comentaba el religioso José de Jesús Aguilar Valdés en su canal de Youtube. Para regalarlos muchos los envolvían en lazos y decoraban, así fue que muchos los comenzaron a pintar en colores muy llamativos.
Con el paso del tiempo, varios incluyeron la tradición de hacer huevos de madera que era muy útiles para zurcir las medias o calcetines. Otra vez muchos aprovechaban de obsequiarlos pero también embellecerlos con pintura o dibujo coloridos.
El huevo además ha sido vinculado con otros significados como la prosperidad, la fertilidad y la vida. La tradición con este sentido religioso se extendió además a los países occidentales como Estados Unidos, México, Francia, Irlanda, donde se aconstumbra regalar huevos de chocolate con dulces y obsequios en su interior. Algunos los esconden y retan a los más pequeños de la casa a buscarlos hasta obtener la mayor cantidad.
