La siempre deslenguada diputada María Luisa Cordero despotricó sin piedad contra la compleja rutina de humor que tuvo Belén Mora en la tercera noche del Festival de Viña del Mar -donde terminó el bis en medio de pifias- señalando que “experimenté un extraño sentimiento de echar de menos el psiquiátrico”, dijo de entrada a Publimetro.
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Según explicó, le causó un sentimiento de rechazo “ver el cinismo y la hipocresía de los enchapados en normalidad como ella, porque ella se daba cuenta que la estaban pifiando y que su rutina era mediocre, sin embargo se quedó”. Esto, relación al momento que decidió quedarse en el escenario y jugársela por la Gaviota de Oro, en la segunda parte de show, tras recibir la de Plata.
“Para mí fue una alegoría del cinismo, que se instaura en Chile”, diagnosticó la psiquiatra. Indicando que el hecho de que la comediante se quedara en silencio, escuchando las pifias del público, no es más que un “mecanismo de defensa y quiere demostrar que es chora, cara de palo, que le resbalan las pifias”.
La triste noche de Belén
La predicción que realizó la tarotista Vanesa Daroch en el mes de enero, se hizo realidad. Predijo que “el monstruo se comería a alguien” y fue precisamente lo que le ocurrió a Belén Mora, quien pasada la mitad de rutina comenzó a escuchar las primeras pifias cuando se metió, literalmente, en una selva. Contó la historia de una mujer que quería convertirse en madre leona, a punta de preparar una ensalada de lechuga y fue el principio del fin.
Fue casi pasados los 30 minutos de rutina, cuando Belén Mora disfrutaba de una buena relación con el público cuando decidió hablar de la famosa ensalada de lechuga, que se convirtió en su verdadera pesadilla y la gente, literalmente no se la tragó, puesto que se convirtió en una historia eterna con escasos remates.
Y llegaron las pifias, las cuales aumentaron de manera gradual, hasta hacerse una ácida realidad. Las cámaras de prensa se prendieron apuntando al público, quienes se dividían entre pedir su salida y apoyarla con aplausos, ante el camino que se ponía cuesta arriba.
“Me encanta que se expresen, esa es la idea. Los comediantes dependemos del público, no del día que toque, del público, agradezco la experiencia que he vivido, me voy con el mejor de los recuerdos, fueron maravillosos, espectaculares y me voy a llegar a tomar las piscolas a mi casa”, cerró como una mamá leona, levantando la Gaviota de Plata que recibió, antes del fatal bis.