Cuando Marisol Gálvez quedó embarazada de Mauricio Israel, la sorpresa fue mayúscula. Los médicos le habían dicho que, por un tema de salud, ya no podía tener más hijos. Sin embargo, Sara llegó al mundo el año 2007, para felicidad de sus padres. “Mauricio estaba feliz, saltaba en una pata. Estaba súper contento”, relató Marisol a Publimetro.
Ella y Mauricio llevaban cerca de tres años de relación. Vivían cómodamente en La Dehesa, junto a los tres hijos de su matrimonio anterior, en la lujosa casa que le dejó su exmarido.
El primer año de vida, fue el mejor y único tiempo que la niña compartió con su padre, contó Marisol.
“Yo siempre he dicho que, cuando Sara nació, el mejor enfermero que tuve fue Mauricio. Estaba 24/7 con ella. Dormían juntos. Se iba al programa y volvía rajado. Fue un excelente papá, pero durante un año y cuatro meses”, aclaró.
Todo cambió cuando estalló la bomba de las deudas y el comentarista deportivo arrancó del país, un 24 de diciembre.
“Yo estaba esperándolo para ir a cenar a la casa de mis papás y él iba rumbo a Israel. Lo llamaba por teléfono y lo tenía apagado. Traté de comunicarme varias veces con gente conocida y no pude. Recuerdo que fue una productora quien me dijo que él había sacado un pasaporte y se había ido”, recordó.
Esa Navidad del año 2008 comenzó la pesadilla para Marisol y su vida cambió, literalmente, del cielo a la tierra. Perdió la casa de La Dehesa y todos los objetos de valor. Pasó de vivir en una enorme casa, a arrendar una gracias a la ayuda de un amigo que tenían en común. Actualmente, vive en un pequeño y antiguo departamento en la comuna de La Reina.
“Se me vino un terremoto. Se me cayó todo. Imagínate, con una guagua tan chiquitita, fue muy fuerte y doloroso. Llegaban a mi casa todos los días a embargarme. Era una locura. Fue súper difícil para mí emocionalmente. Se me desestabilizó la vida... Es terrible la sensación de abandono, sobre todo cuando crees tanto en una persona. Tuve que volver a rearmarme con mis cuatro hijos”.
Desde ahí en adelante, la comunicación con Mauricio fue cada vez más esporádica. Solo habían buenas intenciones y promesas incumplidas de su parte, quien se encontraba radicado en Miami. Incluso, él presentó una demanda contra Marisol para asegurar las visitas de su hija y llevarla al extranjero. Un mes en invierno, otro en verano y Pascua por medio. Pero, desde el tribunal no tuvieron necesidad de intervenir, porque ella le dijo “a todo que bueno”. Sin embargo, él falló, en más de una ocasión.
“Ese año él se casaba en Colombia y vino a repartir los partes de matrimonio. Se supone que Sarita se iba a la boda, pero no la vino a buscar. Ella se quedó esperándolo con las maletas hechas y un vestido de princesa que yo le había comprado para que fuera al casamiento de su papá”.
“Mauricio se transformó. Dejó de ser esa persona tan querendona con Sara y se fue poniendo frío. Cumplía con comprarle el uniforme, los útiles, pero de todo lo demás me hacía cargo yo. No sé qué le pasó. Era yo la que insistía para que tuviera un vínculo con su hija”, lamentó Marisol.
“Nunca le he prohibido verla”
Hace unos días atrás, Mauricio protagonizó un tenso momento junto Savka Pollak en el programa “Sígueme y te sigo” de TV+, donde se refirió a la relación con su hija, afirmando que está al día con la pensión, pero que no puede verla.
“A mi hija jamás le ha faltado un centavo. Ha recibido el apoyo que la han dejado recibir...Este año no la he podido ver, no porque yo no quiera (...) Jamás he dejado de pagar la pensión alimenticia de mi hija, nunca le ha faltado nada, salvo tener a su papá al lado y nada me gustaría más que ella estuviera conmigo”, cerró el comentarista mirando a la cámara.
Ante estas declaraciones, Marisol confirmó que “desde que él llegó a Chile en diciembre del año pasado, no la ha visto” y explicó el motivo. “Sarita lo único que quería era verlo, pero estaba muy nerviosa y le daba nervios juntarse sola con él. Eso él no lo entendió, pensó que desconfiaba de él y ahí quedó la escoba. Ella lo buscó mucho, pero no ha tenido respuesta. Lo ha pasado muy mal”.
Respecto al aporte económico, tampoco lo desmiente, pero aclaró que es insuficiente para estos tiempos.
“Hasta el día de hoy no hay una pensión establecida. Mauricio le da un monto que, él o la familia, no sé quién, decidió darle esa cantidad. El problema, es que no alcanza. Ahora ella es adolescente, tiene otras necesidades y se ha tenido que prohibir de muchas cosas. No tiene Isapre y la tuve que sacar del colegio Bertait Collage, donde entró a los dos años y medio. Ahora va en un colegio público. Imagínate, su único sueño es poder graduarse de cuarto medio con sus compañeros de toda la vida y no lo va a poder hacer”.
Sin embargo, el aporte económico no es lo único que reclama Marisol, la cuenta pendiente que más lamenta de Mauricio es la relación con su hija.
“Me gustaría mucho tener una relación de padre con él, para que Sara no sea la vocera de ambos. Eso le hace muy mal, pero no tengo cómo comunicarme con él. De mí, él siempre habla pésimo, pero yo quiero dejar en claro que nunca le he prohibido verla, nunca”, sentenció.