El periodista Felipe Bianchi, quien entregó su total apoyo al Apruebo, incluso en la franja, escribió una sentida y profunda carta en sus redes sociales, en la que hace un análisis descarnado sobre los resultados del Plebiscito 2022 y lo que depara el futuro del país.
“¿Que los avances sociales no se detienen? Por supuesto que se detienen. ¿Que vendrá una nueva elección para una nueva CC que trabaje otros dos años para construir, ahora si, “la casa de todos”? Por favor. En eso tienen razón los Republicanos: la democracia actuó y nadie tiene derecho a volver a pedirle al país que destine más tiempo y plata a escribir y votar una nueva carta que podría perfectamente terminar igual que esta: en la basura. A mí al menos un nuevo proceso ya no me mueve ni me motiva. Ya fue”, precisa en el inicio.
Agrega que “al pueblo chileno no le interesa aumentar los derechos sociales, evidentemente no le interesa la plurinacionalidad ni la reivindicación de los pueblos originarios, no le interesa mucho la paridad de género ni tampoco leyes protectoras de la naturaleza. Ayer habló claro: sigamos con las Isapres y las AFP, sigamos con el Tribunal Constitucional y el Senado tal como lo conocemos, sigamos con la propiedad privada de los bienes públicos, sigamos con el estado subsidiario...pero mejoremos la seguridad, bajemos los impuestos, terminemos con la delincuencia y subamos los sueldos”.
“Eso es. No hay espacio ni apoyo para los “exagerados proyectos progresistas” ni para un trato social distinto. Somos un país conservador. No de malos ni de tontos: conservador a morir. Estamos bien como estamos, no somos modernistas, no somos un “ejemplo para el mundo”, no somos regionalistas (las regiones rechazaron cualquier idea se autonomía) y no estamos por una salud y una educación pública que ponga en riesgo lo que más nos importa, que a todas luces es el crecimiento económico. Nuestra vieja izquierda es de centro, nuestra vieja derecha es de ultra derecha. Esa es la realidad”.
“El que quiera seguir peleando que siga, el que quiera bajarse ahora que se baje. Entiendo y comparto la desazón de quienes ya se deprimieron y cansaron. Entiendo y comparto la distancia de un sector al que legítimamente, ya no le interesará seguir peleando para volver mil veces sobre lo mismo. 50 años buscando un cambio real es mucho tiempo. Demasiado. Los más viejos de hecho morirán sin verlo y eso duele y da pena. Mucha pena. Las derrotas enseñan. La gente en Chile, muy mayoritariamente, no quiere cambios. Pues bien, que no haya cambios. Hoy celebran con justicia los que piensan distinto a uno y se burlan -porque se burlan- los que no pueden con su mala clase y su prepotencia. Seguimos. Pero seguimos igual que siempre”, precisó.
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“¿Valía la pena tanto esfuerzo, tanta apuesta, tanto riesgo, tanta lucha? Hoy pareciera que no. Capaz que no. Capaz que haya que hacer lo que muchos ya hicieron antes: acostumbrarse y seguir bailando al ritmo del sistema. No nos pidan hoy “esperanza, fe, empatía o seguir en la lucha”. Somos muchos los que anoche dijimos basta, se acabó la fuerza, que ahora venga lo que venga porque a nosotros al menos, que tampoco somos tan pocos, no nos basta con maquillajes y medias tintas. Hubo gente que dinamitó todo desde adentro. Otro que impidió todo desde afuera, con las peores prácticas. Y otra, mucha otra, que legítimamente se asustó y no quiso avanzar. Así no más las cosas, decía mi abuelo. Así no más las cosas”, terminó.