Javiera Coña, estudiante de 29 años, rompió el silencio tras haber sobrevivido seis días en condiciones extremas en el Valle de Cochamó, en la Región de Los Lagos. Su historia de supervivencia sin duda impactó al país, sobre todo por la fortaleza con la que enfrentó una de las situaciones más adversas de su vida.
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Todo comenzó el martes 4 de marzo, cuando Javiera decidió realizar una caminata junto a una amiga en los senderos de Cochamó. “Vinimos a hacer los senderos. Mi amiga lo había hecho, lo quería repetir y yo le dije ‘dale, vamos’”, contó la joven en conversación con 24 Horas.
La separación entre ambas ocurrió alrededor de las 18:30 horas. Su amiga, más habituada a la caminata con mochilas, avanzó más rápido y acordaron reencontrarse en un refugio. Javiera, más cansada y afectada por la lluvia, quedó atrás. “Me fui quedando atrás, estaba más cansada, me dolían los hombros y con la lluvia era peor. Seguí caminando y ya no había un camino marcado”, relató.
A pesar de entrar brevemente en desesperación, Javiera reaccionó con rapidez. “Entré en desesperación, pero cinco minutos. Dije ‘tengo que buscar dónde pasar la noche’, porque ya eran las 8 de la noche”.
Si bien su amiga volvió a buscarla en el sendero, no hubo rastro de Javiera, quien estuvo extraviada por 6 días. Según trascendió en esa ocasión, la joven utilizó ramas, hojas y su equipamiento para levantar una improvisada choza en el bosque.
“Todos los días me despertaba a las 7 de la mañana y me movía. Dividí la comida después de los dos días. Lo mismo con el agua”, recordó. Pero el desgaste físico y el frío comenzaron a pasarle la cuenta. “El sábado, que fue mi último día acá en el bosque, me dormí pensando en que a lo mejor no iba a despertar, porque ya estaba tan mojada que no paraba de tiritar. Tenía las manos blancas, los pies blancos, y dije ‘no voy a sobrevivir’”.
Finalmente Javiera fue hallada a salvo el día 9 de marzo, la joven se encontraba con principio de hipotermia, pero fuera de peligro, por lo que rápidamente fue trasladada a un centro asistencial para constatar lesiones.
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La joven aseguró que su equipamiento fue clave para soportar las condiciones adversas. “La colchoneta, mi saco de dormir, las primeras capas y mi ropa de cambio. Si no, no hubiera sobrevivido tantos días”, afirmó.