Desde que asumió como alcalde de Santiago, Mario Desbordes ha concentrado su esfuerzo en combatir el negocio ilegal. Él partió reconociendo que erradicar el comercio ambulante es “casi imposible” llevarlo a cabo. Hace unos días, declaró que en el barrio Meiggs existe “una anarquía, no existe el Estado”.
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Este 2025 continúa la lucha del alcalde de Santiago, en donde además de continuar con las estrategias de la antigua jefa comunal Irací Hassler, ha decidido probar con la ubicación, clausura y demolición, si es necesario, de todas las bodegas que abastecen a los vendedores callejeros.
Tal como lo hizo esta semana en la esquina de Eyzaguirre con Nueva de Valdés tras derribar una casona donde comerciantes guardaban carros, toldos y mercaderías por las noches. “Todo esto, en estricto cumplimiento de una orden judicial”, comentó en una entrevista con LUN.
“Las bodegas son uno de los eslabones más importantes del comercio ilegal, tanto en el barrio Franklin como en Meiggs, donde las mafias que se tomaron las veredas arriendan los toldos y los espacios, a veces más caros de lo que cuesta un local establecido, lo que nos habla de varias organizaciones delictuales operando en paralelo”, explicó.
El negocio lucrativo de las bodegas
El alcalde no quiso confirmar férreamente la nacionalidad de las personas detrás de estas bodegas, pero descartó que se trataran mayoritariamente de ciudadanos chinos, a quienes usualmente culpan de esto.
“No quiero anticipar el origen de estos grupos, pero a primera vista nos da la impresión de que son mayoritariamente chilenos, y por eso llama la atención que haya tanto empresario del sector que aboga públicamente por dejar las cosas como están”, señaló.
En esa misma línea, Desbordes agregó que “hay una resistencia a sacarlos, porque se trata de un negocio de millones de dólares al año”. Sobre este lucrativo negocio detalló que existen “algunos grupos se dedican a administrar el espacio público de todos los chilenos, tal como si fueran inmobiliarias”.
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La autoridad explicó que existe un incentivo para continuar con el comercio ambulante, debido a que es difícil romper las razones de seguir trabajando en las calles. “Cuando le pregunto al comerciante del toldo azul por qué con esa misma plata (de las bodegas) no arrienda un local en alguna galería, varias de las que están medio vacías, la respuesta es ‘porque el negocio está bueno afuera y porque adentro perdería plata, ya que alguien va a ocupar el puesto que deje vacante en la vereda”, detalló.
Mario Desbordes contó que existen diversas localidades que se ocupan como bodegas, tal como viviendas particulares e incluso sitios que se levantan para este fin, la cual califica como las más peligrosas debido a que pueden ocasionar incendios.
De igual forma, el alcalde destacó que no sólo se tienen que regular las bodegas, sino que también la mercancía que está dentro de ella porque muchas veces éstas entran al país de manera ilegal, ya sea por ser falsas o no pagar impuestos.
“Acá dependemos de las fiscalizaciones, que no pararán, hasta que estas mafias se den cuenta de que operar una bodega ilegal para ser parte del comercio callejero dejó de ser negocio”, cerró Desbordes.