Los libros históricos de arqueología y de la China que conocemos dicen que su primer gobernante, o emperador, se llamó Qin Shi Huang. Estuvo al frente de la gran nación durante los años 221 y 210 a.C.
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Al mandato de este emperador se le atribuyen varios aspectos positivos para la civilización. En primer lugar, Qin Shi Huang fue el encargado de unificar a China, después de atravesar un periodo complejo en el que hubo una incontable cantidad de guerras internas.
Además de darle estabilidad a todos los pueblos de China, bajo su imperio estandarizó el uso de una moneda, un sistema de escritura, de medidas métricas y de ejes para “autos” que cambiaron para siempre el sistema de transporte.
Sin embargo, a pesar de haber sido encontrada en 1974 (hace 50 años), los arqueólogos no se atreven a abrir la tumba del gran emperador. ¿Por qué?
El interior de la tumba de Qin Shi Huang
Los arqueólogos temen indagar en el interior del sarcófago por temor a encontrarse con lo único que ningún investigador científico se quiere cruzar: una trampa milenaria.
De acuerdo con lo que informa IFLScience, esta tumba de 2.233 años de antigüedad podría contener una serie de trampas explosivas o químicas, que atentarían directamente la vida de quienes realicen el trabajo.
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“Se ordenó a los artesanos que fabricaran ballestas y flechas preparadas para disparar a cualquiera que entrara en la tumba. Se usó mercurio para simular los cien ríos, el Yangtze y el río Amarillo, y el gran mar, y se puso a fluir mecánicamente”, dice un escrito realizado 100 años después de la muerte del emperador, encontrado en una excavación cercana a donde fue encontrado el sarcófago.
La tumba de Qin Shi Huang es conocida por estar custodiada por el legendario ejército de los Guerreros de Terracota. Que hayan más de 8 mil figuras alrededor de su sarcófago es un llamado a la alerta de que se pueden encontrar con cualquier cosa peligrosa en el camino.
De hecho, la tumba todavía no ha sido removida de su ubicación original, podría contener un mausoleo con artefactos históricos que se podrían estropear con una explosión.
