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Orden antes que libertad, una tendencia que sigue creciendo en Chile

Se trata de un fenómeno global, con la democracia cuestionada por su “lentitud” para resolver problemas. ¿Significa que hay un giro hacia la derecha? No necesariamente, aseguran los expertos.

Un control de identidad, percibido como necesidad o invasión a la privacidad. / AGENCIAUNO
Carabineros realiza fiscalizaciones y controles de identidad 15 de JULIO de 2023 / SANTIAGO Personal de Carabineros realiza fiscalizaciones y controles de identidad a transeúntes en el persa Bío Bío. FOTO: JESÚS MARTÍNEZ / AGENCIAUNO (JESÚS MARTÍNEZ/AGENCIA UNO/JESÚS MARTÍNEZ/AGENCIA UNO)

Varias interrogantes dejó en el ambiente la Encuesta CEP de la semana pasada, aunque los expertos aseguran que los resultados que a algunos sorprenden, no son raros en el mundo en el último tiempo.

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Por ejemplo, se consultó a qué valor se le da más importancia: libertades u orden público y seguridad ciudadana. El resultado comparado con la misma encuesta de ediciones anteriores mostró que la balanza se va inclinando hacia la preferencia por la seguridad, subiendo de 29% en diciembre de 2019 a 66% en mayo de 2022 y, ahora, 73%. Una inclinación fuerte hacia el otro lado, el de la libertad, marcó, en esas mismas mediciones, 22%, 12% y 9%, respectivamente.

Para el sociólogo Eduardo Galaz, investigador del Centro Signos UAndes, preferir orden a libertad  es un fenómeno global que está reportado desde al menos 2015 y lo han estudiado distintos autores bajo el nombre de retroceso democrático o de desconsolidación democrática.

“Es un fenómeno de cambio en los valores en los que las democracias se sustentan y donde parece que las democracias son muy lentas para resolver ciertos problemas, como los reportados en la encuesta mundial de valores: crimen organizado, narcotráfico, delincuencia común y migración descontrolada, y que llevan a personas a considerar que regímenes autoritarios o gobiernos con mayor concentración de poder podrían zanjar de manera más eficiente”, asegura el experto.

El resultado, en el mundo y especialmente en Chile, ¿significa que hay un giro hacia la derecha? No, exactamente, indica Marcelo Mella, analista político y académico del Departamento de Estudios Políticos de la U. de Santiago.

El analilsta primero pide aclarar que “la CEP hace optar a la ciudadanía entre libertad y orden. pero la verdad es que politicamente no es posible garantizar libertad si el Estado no es capaz de tener presencia a nivel social y territorial”.

El experto agrega que “no me parece que la discusión sobre el orden versus libertad refleje una posición de derecha o de izquierda, es decir, de una posición ideológica, sino más bien de la expresión subjetiva de niveles de incertidumbre que a esta altura se hacen intolerables, no solamente respecto a los temas de seguridad, sino también sobre las reglas del juego, eso hoy día afecta el desarrollo y la inversión”.

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¿Menos liberales y más conservadores, entonces? Tampoco, necesariamente, señala Galaz. “En valores ligados a la religiosidad, como moral familiar, sexual, matrimonio, vida, sí, la sociedad chilena es menos conservadora que antes, probablemente por una descristianización que es análoga a un proceso que se vivió en Europa Occidental. Pero hay otros temas en que en estos últimos 20 años Chile se ha ido volviendo crecientemente conservador hacia algunos valores asociados sobre todo a la autoridad y al orden”.

La visión del Estallido y la proyección a las municipales

Otro perfil que mostró la CEP fue el rechazo hacia el Estallido Social de hace cinco años. El 50% de los encuestados indicó que fue malo o muy malo y sólo el 17%, bueno o muy bueno. Las personas que aseguran que siempre rechazaron esas manifestaciones subió de 11% en diciembre de 2019 a 34% en esta ocasión, y quienes dicen siempre haber apoyado, bajó de 55% a 23%.

Al analista político Marcelo Mella, de la Usach, no le sorprende. “Es que no es un rechazo a la crisis política de octubre del 2019, sino que tiene que ver más con un rechazo a la incertidumbre de estos últimos cinco años, con frustración por los dos procesos constituyentes y una incapacidad de la clase política de materializar o de concretar esas demandas y evitar la guerra de trincheras que hoy predomina”.

Políticamente, tampoco es fácil encasillar las respuestas de índole social con movimientos políticos. Ya lo observa el sociólogo Eduardo Galaz, de la U. de los Andes, quien recuerda que “las etiquetas de conservador y liberal son imprecisas, porque ambos mundos han estado muy unidos, los partidos conservadores y liberales han hecho alianzas históricamente. Es más, la tradición liberal es mucho más fuerte en la derecha que en la izquierda, lo mismo que la tradición conservadora”.

A fin de mes son las próximas elecciones, las municipales y regionales, y todo análisis político que se haga por estos días confluye en esas urnas. Para Marcelo Mella, estas divisiones no van a influir en los resultados: “Van a estar condicionados a la credibilidad que tengan las candidaturas respecto al orden y la seguridad pública sin duda, pero además en las elecciones a nivel local aparecen otras cuestiones, como los problemas de la comunidad y que no ocupan ningún lugar en la agenda”.

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