Una radiografía a cómo ven los chilenos al país es lo que refleja el XII Informe sobre Desarrollo Humano que elaboró el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo). El documento fue recibido esta semana por el Presidente, Gabriel Boric, y supone una guía para tomar decisiones públicas.
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El texto dice que los chilenos no han olvidado las peticiones que llevaron al estallido social, pero ven grandes dificultades para conseguirlos, en especial, por este quiebre con quienes tienen acceso al poder y a las decisiones.
Este estudio no se realizaba hace nueve años, es decir, es el primero tras el estallido social, la pandemia y los procesos constituyentes. Algunos encuestados señalan que Chile cambió radicalmente a partir de las movilizaciones de 2019, dejando atrás un conformismo de 30 años; otros, que la pandemia modificó la convivencia social, y otros, que el impulso de 2019 se frustró.
El documento advierte de las “débiles capacidades de la sociedad chilena para conducir cambios sociales”. La representante residente del PNUD en Chile, Georgiana Braga-Orillard, explicó que “Chile tiene profundos cambios en eliminación de la pobreza, inclusión, pero también hay temas en los que la sociedad siente que hay deudas, como pensiones, educación y salud”.
El 88% de las personas dice que quiere cambios y 57% busca que sean profundos, aunque graduales. Boric, refiriéndose al rechazo de los dos procesos constitucionales, dijo que hubo “sabiduría del pueblo respecto a la gradualidad y su rechazo a las trincheras”, aunque agregó que “gradualidad no significa dilatar, y yo veo muchas veces en política un ánimo de dilación”.
El Informe del PNUD señala que hay un profundo quiebre entre la ciudadanía y la política. “El ímpetu reformista que hasta mediados de la década de 2010 se apoyaba en la democracia de los acuerdos dio paso a un espíritu obstruccionista”, se lee en el documento.
Para Marco Moreno, cientista político de la Universidad Central, “el informe confirma otros estudios de opinión. Las personas sienten que quienes los representan no están cumpliendo esa función, sino que se dedican a resolver los problemas de la política. El voto obligatorio va a intensificar el castigo, hay un riesgo importante porque la clase política va a ser expuesta”.
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El documento señala que quienes traban los acuerdos para resolver los problemas son los liderazgos políticos (67% lo señala). Al respecto, las personas opinan que estos priorizan sus intereses personales (23%), que tienen poca experiencia (20%), que no conocen los problemas de la gente (20%), que privilegian sus ideologías políticas (19%) y que no tienen voluntad para llegar a acuerdos (14%).
Esta polarización, dice Moreno, director de la Escuela de Gobierno de la U. Central, “por ahora es de la élite, todavía no de la sociedad, como ocurre en EE.UU. Lo que la política debe hacer es romper con esta lógica de la trinchera y abrirse a construir acuerdos que faciliten la gobernabilidad”.
Los motivos para la falta de optimismo van de lo social a lo económico
El Informe del PNUD refleja un “notorio aumento del pesimismo” en la sociedad. Un 59% de las personas consultadas cree que el país se ha deteriorado en los últimos años y 11%, que ha mejorado.
Para Rosario Martínez, socióloga de la Universidad del Alba, “este es un fenómeno que se ha ido mostrando en el mundo y que para Ngaire Woods, decana de la Escuela de Gobierno Blavatnik de la U. de Oxford, es una de las alertas de la pérdida de la democracia. Por años se consideró a la educación superior como promotor de la movilidad social, pero esta promesa no se cumplió, por la realidad económica, empleos y salarios. El gran sueño colectivo se derrumbó. No volver al sueño colectivo, un tema en que estemos todos de acuerdo, nos debilita como democracia”.
Para Marco Moreno, analista político de la U. Central, la distancia de la gente con quienes ostentan el poder “genera desconfianza. La gente se repliega de la política porque siente que quienes deben resolver los problemas no lo están haciendo y por lo tanto las soluciones no pasan por la política, sino que al final del día cada persona tiene que resolverse los problemas de manera individual”.
Diego Soffia, ingeniero comercial, experto en finanzas y director ejecutivo de Efectivo, dice que “hay una receta perfecta para que cunda el pesimismo. Es que el crecimiento económico en Chile está estancado, al igual que el desarrollo político, entonces el desarrollo social también se estanca al mismo tiempo que se ven pocas señales de cambios. Con las cifras económicas pasa un poco lo mismo, ya que al bajo crecimiento se suma una bajísima inversión que es la fórmula para poder crecer económicamente”.
Según añade Rosario Martínez, directora del Observatorio Social de la Universidad del Alba, “la falta de optimismo colectivo hace que sean muy complejos los cambios sociales. porque los cambios requieren emociones, si no, la gente no se articula, no se moviliza”.
El riesgo de populismo
El informe del PNUD indica que debido a que el Estado ha sido capaz de implementar políticas públicas de forma proba, eficiente y eficaz, la mayoría de la población considera que el Estado es clave en la vida social y debe tener un papel fundamental en ámbitos como la salud, la educación, el sistema de pensiones, entre otros aspectos.
El informe indica que la elite económica opina que la ciudadanía cree que los problemas son de fácil solución (25%). Ese choque de visiones “nos puede llevar a una profecía autocumplida, dado que muchos problemas no son de fácil solución, pero tampoco son imposibles de solucionar; lo que falta es voluntad para llegar a acuerdos, pero ahora cualquiera dispuesto a ceder es tratado de traidor; esto nos tiene en una inmovilidad que hace que aparezcan liderazgos ofreciendo soluciones fáciles”, señala Diego Soffia, ingeniero comercial, experto en finanzas y director ejecutivo de Efectivo.