El ministro de Justicia, Luis Cordero, convocó para hoy a parlamentarios de las comisiones de Constitución y Seguridad para detallarles las medidas, cita en la que se haría público el lugar en que se construirá la cárcel de alta seguridad. Ya los alcaldes de las comunas que aparecen con más opciones, Santiago y Til Til, manifestaron su rechazo, aunque está claro que aunque nadie la quiera cerca, se hará.
“La cárcel debe construirse en el desierto, lejos de todo, sin señal de teléfono, sin viviendas cerca, donde los detenidos lo pasen mal”, propuso el diputado Juan Antonio Coloma (UDI). La idea no parece descabellada si se considera que en los países que La Moneda ha decidido usar como modelo así lo han hecho.
ADX Florence en EE.UU. está a 200 kilómetros de la urbe, en pleno desierto, mientras que Penitentiaire Inrichting Vught, recinto neerlandés que recibe a varios de los criminales más peligrosos de Europa, está en una zona rural. Lo mismo con el Cecot de Bukele, en un valle cercano a un volcán.
El Repas está en plena comuna de Santiago, junto a la Penitenciaría, el Centro de Justicia y el terreno militar donde se erigiría la nueva cárcel. Ante el rumor, la alcaldesa Irací Hassler (PC) enumeró inconvenientes: “El comercio informal, los ‘peloteros’ y hasta el momento de liberación, que se hace a las 12 de la noche y muchas personas salen a afectar al barrio”.
Pero esa ubicación céntrica resuelve un problema que explica el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve: hay una serie de componentes técnicos que deben considerarse, “no sólo el terreno, no sólo la ubicación, (sino que) hay condiciones de seguridad, de traslado, que tienen que ser analizadas. Eso le corresponde al Ministerio de Justicia”.