Un total de 150 profesionales de la salud de la región se reunieron a inicios de este mes en Santiago con el propósito de discutir y actualizar los últimos avances sobre la prevención y el tratamiento del accidente o ataque cerebrovascular (ACV), patología de gran impacto debido a que es la segunda causa de muerte a nivel global y la primera causa de discapacidad en adultos, pudiendo afectar a uno de cada cuatro personas mayores de 25 años.
La conferencia, organizada por Angels Initiative, iniciativa no promocional de Boehringer Ingelheim para mejorar la atención del ACV a nivel mundial y avalada por la Sociedad Europea de Stroke (ESO), la Organización Mundial de Stroke (WSO) y la Sociedad Iberoamericana de Enfermedades Cerebrovasculares (SIECV), entre otras, contó con 17 referentes regionales e internacionales que disertaron en la actividad. El encuentro, con motivo del sexto aniversario de la iniciativa en la región, tuvo como objetivo que los médicos y profesionales de la salud actualizaran las últimas evidencias científicas y compartir buenas prácticas con el objetivo de optimizar los modelos de atención del ACV.
Según las últimas estadísticas del Instituto de Métricas y Evaluación en Salud (IHME) sobre la carga global de enfermedad, el ACV es la segunda causa de muerte y la primera de discapacidad en adultos. Por año, se estiman 12,2 millones de incidentes de ACV y 6,5 millones de muertes por esta causa. Además, según esa misma fuente, entre 1990 y 2019 la incidencia de nuevos casos de ACV aumentó en un 70%, la prevalencia en un 85%, y la mortalidad por ACV un 43%, debido principalmente al envejecimiento de la población.
Según datos de la Organización Mundial de ACV (WSO, por sus siglas en inglés) se estima que 100 millones de personas en el mundo viven con secuelas como consecuencia de haber padecido un ACV en algún momento.
El escenario mundial del ACV
En ese escenario, se estima que cada media hora un paciente que pudo haber sido salvado muere o queda permanentemente discapacitado porque llega tarde o fue asistido en una institución que no estaba adecuadamente preparada. En Chile, este tipo de ataque afecta a cerca de 40 mil personas al año, lo que equivale a un caso cada 15 minutos.
Vale destacar que el ACV es una enfermedad tiempo-dependiente, que requiere de una atención inmediata y coordinada entre el sistema prehospitalario, de urgencia, el sistema hospitalario y todos los eslabones intermedios de esa cadena, por lo que todas las partes involucradas deben trabajar en forma articulada para que el paciente reciba el tratamiento adecuado en forma oportuna. Además, es importante que la atención se realice en un centro de salud preparado para atender pacientes con ACV. Desde el inicio de los síntomas, el paciente cuenta con 4,5 horas para recibir un tratamiento que le permita superar el episodio y evitar las secuelas -muchas veces permanentes- o incluso la muerte.
La Organización Mundial de ACV estableció cuáles son las intervenciones que se deben garantizar por parte de los servicios de salud durante el proceso de atención del paciente que atraviesa un ACV, desde el inicio de los síntomas hasta su alta. No obstante, el impacto final en la salud de los pacientes dependerá en gran parte de que los servicios de salud adhieran o adopten estas intervenciones.
En ese sentido, la doctora Viviana Rudich, Directora Médica de Boehringer Ingelheim para la región Sudamérica, destacó la relevancia que tienen las políticas públicas vinculadas al ACV.
“Contar con protocolos y políticas públicas específicas para el tratamiento del ACV permite articular y ordenar a los servicios de salud, lo que redunda en una mejora de tiempos y de adecuada atención. Esto permite coordinar de forma más eficiente a los sistemas de salud públicos y privados y ganar tiempo para que los pacientes puedan recibir la atención adecuada dentro de esas 4,5 horas de ventana”, señaló.
Entre los referentes médicos que participaron de este evento Angels estuvieron la Dra. Sheila Martins, Presidente de la WSO (World Stroke Organization); el Dr. Carlos Molina, jefe de Neurología del Hospital Universitario Vall d’Hebron en Barcelona, España; el Dr. Pablo Ioli, jefe del servicio de Neurología del Hospital Privado de la Comunidad de Mar del Plata y Vicepresidente de la Sociedad Neurológica Argentina; y el Dr. Pablo Lavados, neurólogo vascular de Clínica Alemana de Santiago, Chile, Past-president de la Asociación Chilena de Enfermedades Vasculares Encefálicas (ACEVE) y actual Presidente de la Sociedad Iberoamericana de Enfermedad Cerebrovascular (SIECV).
“El abordaje del ACV debe ser lo más rápido posible, por eso el tiempo juega un papel fundamental, cada minuto cuenta. Para ello, es importante contar con protocolos preparados que permitan restablecer la circulación sanguínea en el cerebro cuanto antes. Por cada minuto de evolución de un ACV se pierden 1,9 millones de neuronas y en total sólo tenemos 130 millones de neuronas”, graficó Molina. En España, existe el denominado Código Ictus, un protocolo de actuación sanitaria prehospitalaria basado en el reconocimiento precoz de los síntomas y signos de un ictus (ACV). Ese código prioriza el traslado inmediato y la atención de pacientes para llegar al tratamiento temprano. “En España estamos bien preparados”, afirmó Molina.
Ioli, por su parte, enfatizó respecto de la relevancia de contar con servicios preparados para la atención del ACV, para que los pacientes puedan recibir tratamiento adecuado en el menor tiempo posible.
“La implementación de protocolos estandarizados es clave porque permiten reducir los tiempos hasta que el paciente recibe tratamiento y esto es fundamental porque el ACV es una enfermedad tiempo-dependiente”, señaló. “Esto permite, en consecuencia, reducir la mortalidad y la discapacidad”, añadió.
El Dr. Lavados, en tanto, indicó que “es importante crear conciencia sobre la enorme carga que significa esta enfermedad para las comunidades. Los ACV se pueden prevenir y tratar cuando se producen. Además, los casos que sobreviven con secuelas se pueden rehabilitar y recuperar para una adecuada reinserción en la sociedad”. A su vez, detalló que “los principales factores que explican más del 90% del riesgo de una población de sufrir un ACV son tratables”.
El ACV de Leo Caprile
Una parte fundamental para lograr el tratamiento adecuado y oportuno involucra a los pacientes y a la sociedad en su conjunto. Reconocer los síntomas de un posible ACV, ya sea en uno mismo o en otra persona, y actuar inmediatamente es clave para lograr la atención lo antes posible.
En una de las actividades, realizada el pasado 4 de julio, se presentó el periodista y conductor de TV Leo Caprile, quien hace un par de meses sufrió un ACV, del cual se recupera satisfactoriamente.
El profesional grabó para sus redes sociales el momento desde que sintió los síntomas hasta que se trasladó a un centro asistencial, acción preventiva que fue valorada por sus seguidores de las plataformas sociales, medios de comunicación y la comunidad médica.