La arqueología es fundamental para entender nuestro pasado, y realmente ha hecho esfuerzos sobrehumanos para hallar piezas de un puzzle sin fin. Ya sean artefactos desenterrados o vestigios humanos, lo cierto es que esta ciencia ha sabido reconstruir la forma en que vivían las personas antes de dejar registros escritos, muchas veces tesoros o elementos culturales importantes, permitiendo entender también las historias de vida y las cosmovisiones de sociedades que, aunque desaparecidas, siguen influyendo hasta nuestros días.
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En ese contexto, también existen ciertos artefactos que a lo largo de la historia han desafiado las explicaciones convencionales y siguen siendo un misterio para los arqueólogos. Y un reciente artículo de Natasha Harlow, investigadora de la Universidad de Nottingham, reveló varios de estos enigmáticos hallazgos en Gran Bretaña que siguen planteando preguntas sin respuestas.
Los objetos arqueológicos más enigmáticos
Por ejemplo, entre los objetos más enigmáticos para la arqueología se encuentran las bolas de piedra talladas del Neolítico encontradas en Escocia, datadas entre el 3200 y el 2500 a.C. Estas esferas fueron encontradas meticulosamente decoradas con diseños que varían desde espirales hasta formas concéntricas. ¿Donde? Pues cerca de enterramientos y asentamientos. Aunque claramente fueron manipuladas por humanos, su propósito original sigue siendo motivo de debate entre los especialistas.
Por su parte, en el norte de Yorkshire y otras áreas del Reino Unido, los tambores de Folkton, datados en el Neolítico, son sin dudas otro misterio. Fueron descubiertos en tumbas infantiles y, a pesar de su nombre, probablemente no se usaron como instrumentos musicales debido a la falta de desgaste. Algunas teorías sugieren que podrían haber servido como medidas estandarizadas de longitud, por ejemplo.
Otro enigma que destaca la investigadora son los dodecaedros romanos, objetos de aleación de cobre datados entre el 43 y el 410 d.C. Encontrados en varias provincias del antiguo Imperio Romano, estos artefactos son de diferentes tamaños y carecen de señales de desgaste que indiquen un uso específico, dejando su función a merced de nuestra imaginación.
También, un objeto que destaca en este top son los molinillos cosméticos romano-británicos, datados entre el 100 y el 200 a.C.. Hablamos de unos utensilios que se cree que fueron utilizados para preparar medicinas, afrodisíacos, cosméticos o narcóticos. Están decorados con motivos de aves acuáticas y bóvidos, y aún conservan su misterio, ya que nunca se ha logrado analizar con éxito el contenido de estos morteros.
Finalmente, si los anteriores ya parecían extraños, también están los “anillos-cerradura” encontrados en Irlanda, el Reino Unido y partes de Francia en la Edad del Bronce. Estos adornos de oro, frecuentemente hallados en parejas y con grabados geométricos, han sido interpretados como posibles narigueras, pendientes o adornos para el cabello, aunque estas teorías no son del todo convincentes debido a aspectos de su diseño que resultarían incómodos o difíciles de usar.