La basura espacial es una problemática que creció tanto en los últimos años, que llegó hasta el punto de volverse incontrolable. Casi todos los países tienen la capacidad de pagar para mandar un satélite a la órbita de la Tierra, lo que deja como resultado un firmamento contaminado de objetos que obstruyen la vista hacia las estrellas.
La ciencia ya puso manos en el asunto y Japón es quien toma una de las primeras iniciativas, a través de una empresa subsidiaria que se dedica al negocio espacial, llamada Astroscale.
Esta compañía se autodenomina como “líder del mercado en servicios satelitales y sostenibilidad orbital a largo plazo en todas las órbitas”. Lanzaron un satélite llamado ADRAS-J (Active Debris Removal by Astroscale-Japan), con el que pretenden mapear la situación de desechos en el espacio, para deshacerse de la mayor cantidad posible.
El proyecto ADRAS-J ya identificó el primer desecho de basura espacial y lo capturó en imágenes. Se trata de la parte superior de un cohete, que pone en la mesa los peligros a los que se enfrentan satélites que dan vueltas por la órbita de la Tierra, y naves espaciales que salen hacia el espacio.
“Esta imagen sin precedentes marca un paso crucial hacia la comprensión y la respuesta a los desafíos que plantean los desechos espaciales, impulsando el progreso hacia un entorno espacial más seguro y sostenible”, informa Astroscale en una reseña de su portal oficial.
La foto de ADRAS-J significa mucho. Su logro no es sólo haber capturado la imagen del primer desecho espacial, sino haberse aproximado de forma segura para iniciar su eliminación. La misión se acerca hacia el desecho, analiza su estado, observa sus movimientos y después manda un informe a Tierra para tomar acciones.
La idea es que después que se analicen todos los datos, la misión empuje la basura hacia la atmósfera baja de la Tierra, para que los desechos se desintegren en su bajada hacia el planeta. La empresa Astroscale y su misión ADRAS-J trabajan para la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA).
Estuvimos al borde de un choque trágico
El 28 de febrero de este mismo 2024, los satélites TIMED (Thermosphere Ionosphere Mesosphere Energetics and Dynamics Mission) de la NASA y el satélite ruso Cosmos 2221, ambos a 600 kilómetros de la Tierra, estuvieron a punto de chocar, según informa la administradora adjunta de la NASA, Pam Melroy, según reseña Xataka.
“Fue muy impactante en lo personal y para todos los que trabajamos en la NASA. Si los dos satélites hubieran chocado, se habría generado metralla hipersónica, pequeños fragmentos que viajan a 16.000 km por hora y que pueden perforar un agujero en ora nave espacial, poniendo en peligro potencial vidas humanas”, dijo Melroy.
Los primeros informes revelaron que la distancia entre ambos mientras orbitaban la Tierra fue de 20 metros. Sin embargo, cuando revisaron los recorridos notaron que se rozaron, ya que pasaron apenas a 10 metros de distancia.
De haber colisionado ambos satélites el resultado podría haber desatado una reacción en cadena. El choque habría dejado cientos de partículas, escombros de ambos satélites orbitando sin control a velocidades de decenas de miles de kilómetros por hora.