El estreno de “La sociedad de la nieve” en Netiflix se suma a una serie de cintas que antes abordaron la tragedia del avión con rugbistas uruguayos que en 1972 cayó en plena Cordillera de Los Andes cuando viajaban a Santiago, dejando 16 sobrevivientes que pudieron relatar esa epopeya de supervivencia. Entre ellas están “Viven” y “Náufragos de los Andes”, aunque ninguna supera –según los cinéfilos- el valor documental de “La odisea de Los Andes”, que dirigió en 1976 el chileno Álvaro Covacevich con imágenes originales y el guión del Premio Nobel Mario Vargas Llosa.
Ahora España postula al Oscar la superproducción “La sociedad de la nieve”, dirigida por el premiado Juan Antonio Bayona y que se basa en el libro del mismo nombre del escritor uruguayo Pablo Vierci, quien convivió con los supervivientes para reproducir sus testimonios.
En 2 horas y 24 minutos, la cinta profundiza en el drama humano de los 19 rugbistas y 20 familiares que viajaban en el avión Fairchild y los conflictos morales de los deportistas que lograr sobrevivir durante 72 días al trágico impacto en la cordillera.
En ese período, desesperados y atrapados en la nieve, perdidos en el Valle de las Lágrimas a 4 mil metros de altura, el grupo se debate entre el instinto de seguir viviendo y la única fórmula posible de lograrlo, que contraviene las creencias y valores de la mayoría de ellos: la antropofagia. Finalmente, varios convencen al resto y optan por sobrevivir comiendo carne humana para resistir así una agonía que, finalmente, les permite lograr la milagrosa salvación.
En una impecable producción para reproducir escenarios y detalles del calvario en el avión destrozado, más allá de la ficción con que la película acomoda la historia real llama la atención la escasa relevancia que se le otorga a los responsables del salvataje de los uruguayos. Principalmente su protagonista, el arriero chileno Sergio Catalán, quien estableció el primer contacto con los jóvenes que salieron en busca de ayuda y acabó siendo el “héroe” reconocido con viajes y homenajes por los propios sobrevivientes del episodio.
El arriero que les salvó la vida
A la orilla del río El Barroso, al pie de Los Andes, el 22 de diciembre de 1972, Sergio Catalán pastoreaba su ganado cuando divisó a Fernando Parrado y Roberto Canessa –quienes le lanzaron un mensaje escrito atado a una piedra-, dando aviso a las patrullas para iniciar el rescate. El arriero cabalgó durante diez horas los 80 kilómetros que lo separaban de Puente Negro para dar aviso en el retén de Carabineros y lograr la hazaña de salvar la vida de los uruguayos.
Salvo algunas incongruencias con el caso real y ese desaire a la importancia clave que tuvo Catalán en el desenlace –y quien no aparece más de un minuto en el film-, la cinta revisita un tema ya desarrollado en las producciones anteriores e, incluso, se respalda en imágenes de archivo del documental del chileno Covacevich.
Como curiosidad, la mayor parte del film se rodó en las montañas de Sierra Nevada, en Granada (España), pero como no había nieve durante el rodaje se creó un paisaje nevado artificialmente y construyeron una reproducción de la montaña de más de 90 metros cuadrados, así como un escenario a 2.000 metros de altura para las escenas interiores y de tormenta. Y el costo de revivir la tragedia en la pantalla grande fue de US$65 millones, convirtiéndose en la película más cara en la historia del cine español.