Hace un par de años que el Ministro de Agricultura y el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) promulgó la Ley de Caza, la cual prohíbe la caza y captura de todas las especies de vertebrados e invertebrados que se encuentran informados en el artículo 4 del Reglamento, entre ellos los pumas.
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Estos mamíferos habitan en diferentes zonas de nuestro país, pero la mayoría de los ejemplares se encuentran en La Patagonia, entre Las Torres del Paine y sus alrededores.
Allí pudimos encontrar dos problemáticas que afectan directamente al ser vivo, la caza y la poca regularización que existe en cuanto al cuidado de la especie, puesto que algunos empresarios realizan el conocido “turismo de pumas”.
Este concepto aplica cuando los dueños de las diversas estancias utilizan el avistamiento del felino como forma de atraer turistas, lucrando con él, y como consecuencia no dejan que el animal se mueva libremente como debería y afectan su bienestar.
En este contexto, es donde se creó la Fundación Cerro Guido Conservación, quienes tienen como objetivo “lograr la coexistencia entre la protección a la fauna silvestre y nativa ganadera”, explica Ricardo Musa, jefe de operaciones de la organización.
Esta entidad nació en el 2018 como una idea personal de la actual directiva ejecutiva, Pía Vergara, quien se juntó con los dueños de la hacienda Cerro Guido y les platicó de este proyecto.
“Ella planteó la necesidad de proteger el puma en la zona porque en Cerro Huido, como en todas las estancias de La Patagonia, se cazaba mucho. Entonces, es una forma de ser consecuente con la actividad que realizan los dueños de esta estancia en otras partes del país, donde son muy amigables con el medio ambiente y por eso, se tomó la decisión de dejar de caza pumas y de realizar un proyecto para que todo esto funcionara”.
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“La idea no es dejar la actividad ganadera a un lado sino que protegerla la actividad, pero a la vez también proteger la fauna silvestre”, nos comentó Ricardo.
Según Musa, esta situación se ha vuelto bastante complicada y que han intentado “que las pérdidas sean mínimas. Es decir, que las pérdidas de ganado ovino sobre todo, y así no darle una excusa a la parte ganadera de seguir matando pumas”.
De hecho, la Fundación Cerro Guido asegura que desde el 2019 no se ha matado ningún puma hasta la fecha.
Turismo no regularizado
Rodrigo Garay, uno de los médicos veterinarios de la organización, también habló sobre cómo la falta de protocolos en relación a los turistas y a los dueños de haciendas afectan directamente al cuidado y al respeto por el hábitat y la vida del puma.
“Es un tema preocupante. A mi parece que hay una falta de regulación en el avistamiento de fauna silvestre en general (...) No está regulado y este problema debería ser abordado por alguna autoridad. Hay que tener normativas y protocolos de acercamiento a las diversas especies porque no todos los animales aceptan o toleran esta acción”.
Asimismo, afirmó que “con nuestro afán de conocer o de querer ver estamos generando daños en las especies al invadir sin tener las precauciones necesarias”.
El profesional asegura que “ojalá (las personas) se dieran el tiempo y tuvieran la oportunidad de investigar sobre la caza de pumas, conocerlos porque la única forma de ir avanzando en esto es a través del conocimiento”.
Finalmente, se refirió a esta situación el director nacional de Sernatur, Cristóbal Benítez, quien comentó que “en general, la observación de fauna silvestre ha ido tomando relevancia a nivel mundial, con respecto al turismo de naturaleza, por ejemplo, en los parques nacionales para ciertos grupos de turistas”.
En el caso de Chile, “el avistamiento de pumas, así como de aves y ballenas, ha ido cobrando valor en el destino Torres del Paine. En este sentido, es muy importante considerar que cuando se realiza este tipo de actividades se debe hacer de forma responsable, tanto del cuidado de afectación en el ambiente natural donde vive la fauna como en los cuidados propios del turista, es decir, se debe ser responsable respecto a la intervención que puede provocar y el impacto que puede tener en la fauna silvestre un uso desmedido o masivo de este tipo de turismo”, sostuvo.
Por último, destacó la experiencia como las que realiza la Estancia Cerro Guido, puesto que “en relación al programa de conservación y recuperación de la vida silvestre, particularmente del puma, permite conocer cómo ha sido el proceso, poder visitar y ver a los pumas viviendo en su entorno natural es un modelo de cómo se debe hacer de manera sustentable y responsable la observación de fauna”.