El preocupante fenómeno de los “cablazos” ha tomado un dramático giro en Chile, con un aumento alarmante del 300% en el robo de cables de cobre. Con más de 60 casos diarios de robos de cables, tanto de suministro eléctrico como de internet, más de 2 millones de usuarios se ven afectados por cortes frecuentes en el servicio.
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La proliferación de mafias especializadas en el robo de cobre ha llevado a una verdadera crisis en el país. La falta de energía eléctrica, caídas de postes y áreas sin acceso a internet se han vuelto escenarios cotidianos. En los últimos 2 años, el robo de cables ha experimentado un aterrador aumento del 340% en todo Chile, generando no solo pérdidas económicas sino también graves riesgos para la seguridad de las personas.
Víctor Balbontín, gerente de operaciones de Enel, advierte sobre las consecuencias financieras de esta ola de robos: “Sólo en este año, entre enero y junio, llevamos casi 90 millones de pesos en la reparación de daños, sin contar la reparación de artefactos quemados que se producen con estas intervenciones”. La necesidad de abordar este problema desde un enfoque legal y preventivo se vuelve evidente.
El robo de cables eléctricos no solo afecta la calidad del servicio eléctrico, sino que también pone en peligro la vida de quienes participan en estas acciones ilegales y de aquellos que trabajan en la reparación de los daños. Víctor Tavera, gerente general de Enel Distribución, hace un llamado a una acción más firme por parte del sistema legal: “Creemos que debiese existir una ley específica orientada a evitar la compra y venta de cobre proveniente del robo de cables y que se haga cargo de las consecuencias negativas que provoca”.