La eventual presencia de la estrella mundial de la gimnasia, Simone Biles, en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023 ya dejó de ser un simple quimera, luego que Estados Unidos la incluyera en la nómina preliminar de sus inscritos para la histórica fiesta deportiva que acogerá nuestro país en octubre próximo. En rigor, la confirmación deberá esperar hasta septiembre, aunque la reciente reaparición de la megacampeona olímpica luego de un complejo período de dos años de ausencia fomenta la ilusión de ver en casa a una figura que eligió el ostracismo tras los Juegos Olmpicos de Tokio decidida a “cuidar mi salud mental”.
A los 26 años, la mejor gimnasta de la historia empieza a ver la luz después de atravesar un dramático túnel personal que la atormentó al punto de hacerla abandonar en los Juegos de Tokio a causa de “bloqueos mentales”.
Como sea, la chica que en Río 2016 proclamara que “no soy la próxima Usain Bolt o Michael Phelps; soy la primera Simone Biles”, está de vuelta y el público que la idolatra la ovacionó durante su regreso en el US Classic de Chicago. “Todos los que estaban vitoreando, que hicieron carteles, toda esa multitud me derritió el corazón porque aún creen en mí. Y eso significa mucho. Todavía hago terapia semanalmente y ha sido muy emocionante recuperar la confianza que tenía antes. Me siento muy bien en el nivel en el que estoy ahora mental y físicamente”, confesó.
Luchando por la salud mental tras una violación
“Siempre supe que volvería tan pronto como pasara Tokio. Trabajé mucho en mí misma”, reflexionó a 700 días de aquel bloqueo mental que la llevó a buscar ayuda médica para sanarse y convertirse, de paso, en una de las voces más respetadas en la defensa de los derechos de los deportistas.
En una reciente entrevista con New York Magazine, confidenció que “nunca debí ser parte de otro equipo olímpico, luego de todo lo que había pasado durante los últimos 7 años”. En 2018 reconoció haber sido abusada por el médico del equipo, Larry Nassar, quien fuera luego condenado a cadena perpetua. “No iba a permitir que me quitara esa alegría. Así que dejé el pasado atrás todo el tiempo que mi mente y mi cuerpo me lo permitieron”, aseguró.
Hoy Simone restableció su confianza, se casó en abril con el jugador de la NFL Jonathan Owens y, lentamente, las terapias ahuyentan aquellos fantasmas que casi arruinan su vida: “Tenemos que proteger nuestras mentes y nuestros cuerpos. Y no sólo salir y hacer lo que el mundo quiere que hagamos”, proclama la ganadora de 4 medallas de oro tras un terrible episodio personal que, al fin, no logró doblegar el temple de una joven que renace con el impulso de su pasión de siempre…