Este miércoles se dio a conocer un informe realizado por el Laboratorio de Criminalística de Carabineros (Labocar), firmado por la experta perito forense Vivian Bustos Baquerizo, sobre el caso del pequeño Tomás Bravo.
De acuerdo a Radio Biobío, que tuvo acceso al documentos, se establece que alguien “conocedor del territorio, capaz de desplazarse sin ser detectado” y que “tuvo acceso en numerosas ocasiones a éste sin llamar la atención”, buscó ocultar el crimen del niño de tres años.
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Este texto sirvió de base para que la fiscal regional Marcela Cartagena afirmara que el menor fue víctima de un ataque sexual previo a su muerte.
Dentro de sus conclusiones, el documento reconfirma que el fallecimiento de Tomás no fue consecuencia de una hipotermia, en contexto de inanición y deshidratación, tal como lo aseguró la primera autopsia del Servicio Médico Legal, sino que por asfixia.
Un adulto movió el cuerpo dos veces
La perito Bustos precisa en el informe que el fallecimiento del niño ocurrió el mismo día que desapareció. A contar de entonces, un tercero (o terceros) desplegó intentos para ocultar el cuerpo del menor y encubrir intencionadamente “conductas delictivas” asociadas a la muerte. La evidencia recopilada por la perito sugiere que fue trasladado y cambiado de lugar por un adulto en al menos dos oportunidades.
El mismo medio precisa que el responsable como una persona adulta “conocedora del territorio, capaz de desplazarse en él sin ser detectado”.
Por otro lado, precisa que la persona- la cual nunca identifica- “tuvo acceso al territorio en numerosas ocasiones sin llamar la atención” y que -tal como se dijo- “calzó el calzado Albano” durante su paso por La Cascada y uno “semejante a la marca Krosso levantado durante la investigación”.