“The Extraordinary Life of an Ordinary Man” se titula la biografía póstuma de Paul Newamn, catalogado como uno de lo dioses clásicos del cine contemporáneo, pero que más allá de ese perfil trasunta la honesta representación de un actor que siempre se percibió más cerca del fracaso que del éxito sublime que pregonaba la publicidad de Hollywood.
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En casi trescientas páginas, quien fue considerado como “el hombre más guapo del mundo” se revela como un hombre lleno de inseguridades, “siempre ansioso por admitir el fracaso” y con miedo constante a “no ser lo suficientemente bueno”. A despecho de la fama, los tres Oscar obtenidos y los contratos millonarios en su apogeo, la vida del artista tras el mito fue compleja, marcada por el alcoholismo de su padre, sus propias adicciones, la muerte de su hijo Scott por una sobredosis de droga y la infidelidad a su primera esposa, a quien dejó por Joanne Woodward.
Terapia para los dolores más íntimos
La biografía nació del propio “King cool” como una terapia, en largas charlas existenciales junto a su amigo, el guionista Stewart Stern. Grabaron decenas de cintas entre 1986 y 1991, pero el astro echó pie atrás para “no fomentar el mito”. A 14 años de su muerte, las transcripciones dieron forma al libro, que incluye los testimonios de Paul así como entrevistas a la familia -incluyendo a Woodward-, al director Elia Kazan y a colegas como Tom Cruise.
Newman brilló en clásicos como El Golpe, La Gata sobre el tejado caliente, Camino a la Perdición, La Leyenda del indomable y Marcado por el Odio, entre otros, pero nunca superó la decepción de su madre y la imagen de su padre como un perdedor.
“No tenía apoyo emocional de nadie. No era nadie de forma natural. No era un amante, ni un atleta, ni un estudiante, ni un líder”, confidenció el propio artista a Stern. “Nunca tuve la sensación de tener talento porque era un seguidor, sin crear nada”, dijo. Con Jackie Witte tuvieron 3 hijos y Scott, el mayor, murió de una sobredosis: allí el sentimiento de culpa lo devastó. “Muchas son las veces en que me he arrodillado pidiendo por el perdón de Scott”, expresa.
En rigor, Lissy Newman y sus hermanas lucharon por publicar el libro: “Creemos que no se estaba cuidando su legado. Más personas conocen a James Dean o Liz Taylor y nadie sabe quién fue mi padre”, afirmó a New York Times. Y ellas, al fin, materializaron su anhelada redención...
<i><b>“No tenía apoyo emocional de nadie. No era nadie de forma natural. No era un amante, ni un atleta, ni un estudiante, ni un líder”</b></i>
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