El escándalo mediático que rodeó al príncipe Harry y Meghan Markle sorprendió a muchos hace un par de años, pero no es la primera vez que una mujer estadounidense cambia para siempre la monarquía británica, pues el destino de la reina Isabel y su llegada al trono en 1952 se debe a la particular historia de Wallis Simpson.
El palacio de Buckingham ha anunciado recientemente que la reina Isabel II falleció de manera pacífica en Balmoral a los 96 años de edad.
Wallis Simpson, la mujer que cambió para siempre la historia de la monarquía británica
Wallis Simpson creció en Baltimore, Maryland y luego de una juventud compleja dentro de las altas clases de la zona, se casó con el oficial de la Marina de los Estados Unidos Win Spencer, de quien se separó en un par de ocasiones hasta su divorcio en 1931.
La mujer se casó luego con Ernest Simpson y fue gracias a el que conoció al príncipe Edward VIII, quien sería el encargado de convertirse en el rey del Reino Unido tan solo 5 años después de conocer a Wallis. El amor creció entre ambos y Wallis se divorció de nuevo para casarse con el rey.
Los deseos del rey de casarse con una mujer doblemente divorciada estaban destruyendo la política del Reino Unido, por lo que Edward terminó abdicación en diciembre de 1936 para casarse con la que llamaba “la mujer que amo”.
Wallis y la llegada al trono de Isabel II
La abdicación de Edward lo apartó de la familia real y el rol de rey acabaría en las manos de su hermano, Jorge VI, quien se sentó en el trono desde 1936 hasta su trágica muerte en 1952, para que Isabel II se convirtiera en la reina.
Luego de su coronación, Isabel tuvo que mantener la estabilidad de lo que quedaba del imperio británico, pues su padre lidió con una gran cantidad de independencias de territorios de ultramar, lo que dio paso Mancomunidad de Naciones. Ahora, con sus mejores días atrás, Isabel es considerada un icono de la cultura popular mundial y de las monarquías modernas.
