Héctor Sánchez, hoy director del Instituto de Salud Pública de la Universidad Andrés Bello, fue entre 1990 y 1993 el primer personero en encabezar la Superintendencia de Isapres, que en 2005 pasó a ser la Superintendencia de Salud.
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Y su experiencia le hace manifestar un tajante diagnóstico sobre el sistema privado de salud chileno, surgido en 1981, que atiende a cerca de cuatro millones de personas y que de acuerdo a la Asociación que reúne a las principales aseguradoras acumuló el año pasado pérdidas por nada menos que 137 mil millones de pesos, el peor resultado desde sus inicios.
“Los datos objetivos muestran que las Isapres están hoy técnicamente quebradas. No tienen oxígeno. En 2021 sus pérdidas fueron de 137 mil millones de pesos, ello no es mentira. Y en el primer semestre de este año las pérdidas llegaron a 76 mil millones de pesos, y 2022 podría terminar con pérdidas de hasta 200 mil millones de pesos... Así es imposible que financien su operación, y en el camino se han consumido al menos las utilidades de diez años. En la actualidad, más del 90% de sus ingresos van a prestaciones y a pagar licencias médicas. Las últimas han aumentado de un 20% a 25% a un 30% a 35% de los ingresos totales”, declaró el académico a Publimetro.
- ¿Y podrían quebrar ya oficialmente en semanas o a la más en meses como dice su Asociación?
- Sí. Los dueños las han sostenido con aportes de capital por 300 mil millones de pesos, pues no ha habido reajustes de planes desde hace tiempo. Y seguirán inyectando dinero si ven futuro en la industria, pero eso no es lo vislumbrado ahora. Las autoridades han sido muy ambiguas, indiferentes y lentas ante esta crisis. Estamos frente a una bomba a punto de explotar que hay que desactivar.
- ¿Qué podría venir?
- A mí las Isapres me tienen sin cuidado. El asunto es que si no se hace algo, los costos los pagará el 40% de sus afiliados con preexistencias y de más de 60 años, quienes no serán admitidos por otros integrantes del sistema privado e irán a aumentar las listas de espera del sistema público de salud. Además, si se hace la reforma que plantea el Gobierno, mucha gente no podrá pagar los seguros complementarios de los que se habla.
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- ¿Y de qué manera se entiende entonces que el grupo al que pertenece la Clínica Alemana haya creado hace poco su propia Isapre, llamada Esencial?
- Yo creo que ellos hicieron eso para adelantarse a la aparición de los seguros complementarios. Por ello lo veo como un hecho extra. Volviendo a la crisis que hay en el sistema y que podría acrecentarse, hay que recordar que con las quiebras de Más Vida y de Vida Plena, de hace varios años todavía no se termina de liquidar los pagos. Y sigue habiendo mucha gente afectada por esos hechos. Si quiebra el sistema también hay que pensar en los prestadores, pues las reservas técnicas de las Isapres no son suficientes para pagar sus deudas.
- ¿Cómo analiza lo que ha hecho al actual superintendente, Víctor Torres?
- Sus dichos del miércoles de esta semana en el Senado, afirmando que las Isapres no van a quebrar, son una muestra de que se le está bajando el perfil al tema, pues las cifras señalan todo lo contrario. No hay sintonía entre la conducta de las autoridades y el peso de la crisis. Cuando él fue diputado votó por la Ley 21.350 que regula la modificación de los planes de salud, y que hoy no se cumple debido a la judicialización del sistema. La Superintendencia dice que los argumentos que dan las Isapres para subir los precios no son suficientes, pero esa ley establece que el margen para alzarlos está definido por la Superintendencia. Así, nadie entiende. El rol del superintendente es que la industria que está bajo su marco regulatorio se encuentre sana para garantizarles a las personas que recibirán los beneficios de forma oportuna y tal como fue contratado el servicio.
- ¿Y qué opina de lo que dijo la ministra de Salud, la doctora María Begoña Yarza, quien afirmó que las Isapres deberían recurrir sus ganancias de antes?
- Eso es no entender cómo funciona el sistema. Así de categórico, pues las Isapres operan como seguros de corto plazo, y por eso viven de la diferencia entre los ingresos y los egresos de cada año. No son como los seguros de vida, en los que hay ahorros y una mirada de largo plazo. Las garantías de las Isapres son para cumplir con compromisos anuales, no para más tiempo.
- ¿Cuál es su visión de la reforma que plantea el Gobierno?
- Puede ser legítima, pero lo que no veo es una transición para que, por ejemplo, las Isapres pasen a ser seguros complementarios, como se les ha planteado. A las Isapres les dicen que no quebrarán y que inyecten más dinero para seguir funcionando, pero al mismo tiempo ellas saben que las quieren hacer desaparecer. En todo caso, también soy muy crítico de cómo las aseguradoras han manejado su negocio a lo largo del tiempo, pues ellas tienen mucha responsabilidad en lo que sucede. Pero el punto es que ahora el Gobierno debe asumir el problema.
- Pero no todo es achacable a la actual administración del país...
- El Presidente Sebastián Piñera también tiene una gran responsabilidad, porque no quiso hacer las reformas que debió efectuar de forma oportuna. Yo integré una Comisión Presidencial que recomendó esa reforma, la que evitaba esta crisis.
- Acá también hay miradas políticas e ideológicas...
- Por supuesto, pero al mismo tiempo hay una paradoja. El Gobierno debería hacerse cargo de la actual crisis de las Isapres para que sea viable su proyecto de crear el Fondo Universal de Salud. Si no lo hace, serán afectados muchos de los cuatro millones de afiliados a las Isapres. Y entonces la gente le reclamará al Gobierno, donde no son pocos los que ven esta crisis como una oportunidad de terminar con las Isapres, pero no piensan en los costos. Por darse un gusto político, las personas pagarán las consecuencias.