Carlos Siri y su familia, quienes son propietarios de la ex Fuente Alemana, presentaron una demanda contra el Estado por $1.200 millones de pesos. En entrevista con Las Últimas Noticias, el empresario detalló que “demandamos al Estado por falta de servicio”.
“El Estado falló en el servicio de prestar seguridad ciudadana entre el 18 de octubre de 2019, cuando empezó el estallido, hasta las últimas veces que hemos tenido boche acá”, indicó sobre el local conocido actualmente como Antigua Fuente, el cual se encuentra en Alameda 58, a pasos de Plaza Italia.
En ese sentido, la demanda solicita una indemnización de $1.200 millones por “los perjuicios económicos y morales que sufrió la familia Siri”.
Al respecto, señaló que “la indemnización de $1.200 millones se calculó en base al lucro cesante, daño patrimonial y moral y sicológico que sufrió la familia”.
En ese sentido, indicó que se respaldaron con datos contables. “El lucro cesante se construyó con los datos de las rentas que teníamos antes del estallido y se contrastan con las rentas obtenidas post estallido. Hemos dejado de percibir utilidades por $650 millones, mientras que el daño patrimonial bordea otros $650 millones”, aseguró Siri.
“Se nos arrebató la vida que teníamos antes del estallido con todos los efectos y costos que eso tuvo en nuestra vida personal”, expresó.
En ese punto, Siri señaló que “la demanda recae sobre el Estado y los que nos arrebató por no ejercer su rol de garantizar la seguridad ciudadana, teniendo todas las herramientas para hacerlo”.
“Hoy podríamos tener problemas generados por la crisis económica o por un problema de gestión. Pero lo que pasó escapó de nuestro control y quedamos expuestos ante un Estado totalmente indolente, que teniendo los recursos no hizo nada para detener la violencia”, manifestó.
“No sabes el nivel de angustia”
El empresario señaló además que “el daño moral y sicológico se calculó en $50 millones para cada integrante de la familia que trabaja en la fuente. Mi papá tiene 83 años, mi tío 85. Imagínate lo que puede ser para dos personas de su edad estar lidiando con esta inseguridad. No es justo”.
Por último, consultado si para él también ha sido duro, afirmó que “para los que estamos al pie del cañón, aquí en el local, no sabes el nivel de angustia”.
“Los días viernes en lugar de estar preocupados del negocio estamos mirando con temor a la calle, pensando que no nos vayan a atacar. Esto repercute a toda nuestra familia. Algunos hemos tenido problemas de insomnio pensando en cómo llegamos a fin de mes”, concluyó.
