Durante mucho tiempo se ha dicho que el se dice que el amor entra por el estómago. Y en una de esas tal adagio popular tiene raíces concretas en la realidad.
PUBLICIDAD
Eso es lo que indican las conclusiones de un estudio publicado en la revista estadounidense Mel Magazine, trabajo basado en 44 hombres y mujeres con edades promedio de 23 años.
A todos se les pidió que ayunasen durante doce horas, y luego les mostraron imágenes de dos hombres y de dos mujeres con ropa interior idéntica, cuyas caras fueron usadas como modelos de distintos tipos de cuerpos alterados digitalmente, a los que se les varió en su redondez..
Después, se les pidió a los participantes que calificaran cuánto les gustaban las imágenes que veían, y a continuación disfrutaron de un refrigerio y evaluaron de nuevo las imágenes.
En general, se descubrió que los hambrientas se sentían más atraídas por caras y cuerpos más redondos.
Y por ello los investigadores concluyeron que el hambre motiva a las personas hacia la abundancia en general, lo que explicaría la preferencia por los estímulos redondos.
