Rocío, la joven que ayer denunció haber sido víctima de acoso sexual en una estación de Metro, compartió nuevos antecedentes del caso.
Inicialmente, informó que tras salir de Estación Santa Isabel, notó una enorme mancha de semen en su pantalón, y mencionó que comentaba lo ocurrido para alertar a las mujeres que, como ella, se trasladan en dicho transporte capitalino.
Más tarde, eso sí, reveló que presentó una denuncia en Carabineros por lo ocurrido, recibiendo una insólita recomendación:
“Recomendación de Carabineros: Estar más atenta y usar ropa o poleras más largas que me cubra el trasero para que si me pasa otra vez, por lo menos no se manchen ni mis pantalones ni mi ropa interior”, escribió en su cuenta de Twitter.
Asimismo, compartió que Metro también tomó contacto con ella.
“Metro me llamó y sacó la conclusión de que no podían hacer nada porque era “una posibilidad” que la persona haya seguido en el vagón y no se hubiera bajado conmigo, fin. Esa fue la “asesoría que te podemos ofrecer” que prometieron en su tweet”, publicó.
Al ser consultados por esto, en todo caso, Metro insistió en que “la asesoría legal gratuita que Metro ofrece a las pasajeras y pasajeros que sufren este tipo de situaciones, entre otras, es el acompañamiento legal a cargo de un equipo de abogados externos a la empresa”.
“Para hacer uso de esa asesoría legal gratuita, la persona debe hacer una denuncia formal en Carabineros. En este caso, Rocío ya hizo la denuncia, y sí podría tomar el servicio de asesoría legal gratuita que ofrece Metro”, complementaron.
Impotencia
Dado que en medio de su publicación hubo usuarios que dudaron de su testimonio, Rocío también reveló más detalles de cómo se sintió.
“Otra cosa que me da pena es que digan que es jabón del mismo baño donde estaba, cuando lo más asqueroso de todo esto para mí, fue que el baño que me facilitaron en el supermercado no tenía ni jabón ni confort, por lo que tuve que limpiarme con agua nada más y alcohol gel al salir”, agregó.
Y agregó: “Sí, fue en el metro pero me di cuenta al salir al exterior y lo más cercano que tenía era un supermercado. Es el colmo que todo lo pongan en duda y no sean capaces de ponerse en el lugar del otro o analizar un poco más a fondo y con alturas de mira la situación”.
“Sea el metro o sea la calle, no tiene por qué existir semen en la vía publica. Mi caso no es especial, no soy la protagonista acá, somos miles de mujeres que nos vemos expuestas a diario al de andar en la vía publica. Estoy cansada de que se nos cuestione y quiero cambios reales”, cerró.