A 121 kilómetros de Copiapó, en pleno Desierto de Atacama, a más de 4.300 metros de altitud en el Cerro Tormento, un grupo de paleontólogos chilenos están haciendo historia al descubrir uno de los cementerios más importantes del mundo debido a su buen estado de conservación.
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“A nivel mundial, son escasos los hallazgos de varios individuos de pterosaurios preservados juntos. Además, los huesos de pterosaurios de Cerro Tormento están preservados en tres dimensiones, lo cual es poco común, ya que los huesos de estos animales suelen preservarse rotos y aplastados debido a que son muy frágiles. Ello da la oportunidad de analizar características que difícilmente pueden observarse en especímenes aplastados”, señaló Jhonatan Alarcón, investigador de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile.
En el artículo publicado en la revista Cretaceous Research, describen los más de cinco años que les tomó recolectar los huesos del dragón volador.
El hallazgo
El descubrimiento no implicaría la existencia de dragones voladores chilenos, sin embargo, el equipo ya trabaja en la investigación para saber cómo llegaron los fósiles a ese sector, ya sea por su muerte en el lugar o al ser arrastrados por corrientes de agua.
Según los restos encontrados, estos animales se habrían alimentado por la filtración de agua y se destacan sus cuellos largos, y hocicos con cientos de dientes finos y juntos. Algo así como un antecesor de los flamencos.
A partir del estudio de los huesos, se sabe que con sus alas extendidas habrían alcanzado los tres metros de ancho, superando al Pterodaustro Guinazui descubierto en Argentina, que llegaba a los 2,5 metros.
“Uno de los desafíos a futuro es identificar si los pterosaurios de ambas localidades representan al menos una especie nueva, y si corresponden a una misma especie”, detalló Alarcón.
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Aún no se sabe con exactitud en qué tiempo habrían habitado el planeta, sin embargo, la Red Paleontológica de la U. de Chile no descarta que hubieran vivido durante el período Cretácico temprano, es decir entre 145 y 100 millones de años.
Para el equipo, destacan que este descubrimiento es una riqueza que se suma a la cultura de la zona norte del país y señalan que “esperamos que hallazgos como este sean incorporados dentro de la identidad de aquella región, y que a su vez motive el interés de la población general por la ciencia, especialmente de los más jóvenes”.