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Padres de Valentina están “desgarrados” con deceso de su hija: “Quería ser ciudadana americana y fue muerta por el Estado”

Juan Pablo Orellana aseguró que no descansará hasta que se haga justicia por su hija. "Hasta que estén todos estos criminales en la cárcel", afirmó.

Esta tarde, como se había anunciado, los padres de Valentina Orellana dieron sus declaraciones públicas luego de la muerte de su hija a consecuencia de una bala percutida por uno de los efectivos policiales de Los Ángeles, California, quienes ingresaron al centro comercial donde se encontraba la menor y su madre para darle muerte a un joven armado.

Visiblemente afectados, con las lágrimas contenidas, tanto el padre como la madre de la joven chilena relataron los complejos días que han debido enfrentar estos días posteriores al crimen de la menor, quien en palabras de su papá, Juan Pablo Orellana, lo único que deseaba era ser ciudadana americana.

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El dolor de los padres de Valentina

“Estoy realmente destrozado, consternado, cuando mi señora me llama el 23 de diciembre en la noche, indicándome que mi hija había sido asesinada por la policía de Los Ángeles en el centro comercial, se me vino el mundo encima cuando escuché esa noticia. No tengo palabras para describir el desgarrador momento que estoy pasando. Sobre todo en estas fechas tan especiales, donde mi hija me había pedido tantos regalos, que yo no pude abrir con ella, sino guardarlos para entregárselos en su tumba”, afirmó Juan Pablo.

“Realmente estoy desgarrado, no puedo dormir en las noches, se me repiten los sueños con ella. Ella lo único que quería era ser ciudadana americana. Yo le dije vámonos de este país y ella me dijo no, papá, este país es el país más seguro del mundo. El país de las oportunidades y ahora lo ven ustedes, mi hija muerta por el Estado y por estos asesinos de Estados Unidos”, enfatizó el padre de la menor, quien aseguró que lo único que encontró su hija en Estados Unidos fue “la muerte”.

“Eso es lo que vino mi hija a encontrar acá, la muerte. Realmente, Valentina era algo especial, era un ángel que no era para este mundo. Habíamos conversado hace un día atrás, había salido de vacaciones, estaba contenta, feliz, porque había aprobado todos los ramos, sobre todo matemáticas y física que tanto le costaban, lo había pasado con excelencia. Inclusive del colegio le habían mandado cartas de felicitaciones por su gran rendimiento y también porque era una alumna abnegada, esforzada. Ella lo único que quería era estudiar robótica, que se estaba preparando”, continuó el dolido padre, que ya había vendido todo en Chile para venirse a vivir con su familia a Estados Unidos y comenzar un nuevo proyecto de vida.

“Yo me venía en dos semanas más a vivir con ellos acá, ya lo había decidido y me había tomado mucho tomar esta decisión. En dos semanas más tenía pasajes para venirme a vivir con ellos, tenía todo vendido allá en Santiago de Chile. Mi nueva vida con ellos, acá en el Estado de California, en Los Ángeles. Realmente, ojalá que nadie pase por esto, que son padres, es realmente una pesadilla. Todos los días, acordarnos de ella. Ver como todos los niños celebraron la Navidad y nosotros mirando su pieza, no estaba. Ver como todos van a esperar este Año Nuevo y nosotros, se nos vino el mundo abajo, nos destruyeron como familia. Me destruyeron como padre, como esposo”, enfatizó, al tiempo que aseguró no descansar hasta conseguir que todos los culpables del crimen de su hija estén presos.

“Lo único que quiero es justicia para mi hija y se hará. No descansaré hasta el último día, hasta que estén todos estos criminales en la cárcel. ¡Todos! De jefe a paje, ¡todos! Uno por uno van a caer, porque eso se lo prometí a mi hija”, agregó.

“Uno de los dolores más grandes que se puede imaginar”

Con la emoción desbordante, la madre de la menor intentó dar su explicación de lo sucedido, y luego de un breve lapso en que no pudo hilar palabra alguna aseguró que “ver morir a un hijo o una hija en los brazos es uno de los dolores más grandes que se puede imaginar”.

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“Con solo 14 años, Valentina era nuestra pequeña hija. Estaba llena de alegría, tenía grandes sueños para su futuro, y le quedaba mucha vida por vivir. Estábamos juntas en un probador de ropa para la Navidad; escuchamos gritos, nos sentamos en un asiento abrazada rezando, cuando algo impactó a mi hija Valentina y nos lanzó al piso, y murió en mis brazos. No pude hacer nada”, se lamentó la madre de la adolescente, quien remarcó en que su hija “significó el mundo para mí”.

“Ver morir a un hijo o una hija en los brazos es uno de los dolores más grandes que se puede imaginar. Valentina significó el mundo para mí, para familia, compañeros y vecinos. Ahora nuestro dulce ángel se ha ido para siempre. Valentina danos fuerza para hacer justicia. Hija mía, te amo”, finalizó.

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