Una caja negra es un dispositivo de ciertos vehículos -aviones, barcos, naves espaciales-, que se usa para registrar comunicaciones de la tripulación, así como lecturas de los instrumentos a bordo.
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Los datos que almacena una caja negra son útiles sobre todo en caso de accidente: se puede saber qué pasó previamente a este, lo que ayuda a evitar accidentes similares en el futuro.
Por esto, algunas personas han considerado que la Tierra debería tener su propia caja negra: en el caso de una catástrofe nuestros descendientes podrían saber a ciencia cierta que nos pasó.
Aunque podría parecer que la pandemia es la peor amenaza que enfrentamos actualmente, realmente lo que pone en peligro a la civilización actual es el cambio climático.
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Dado que ya es muy complicado revertir los efectos del cambio climático, lo que se busca actualmente es mitigarlos o evitar que avance más. Esto quiere decir, que se deben tomar acciones para que el aumento de la temperatura global no pase de 1.5°C.
Desgraciadamente esas acciones implican cambiar mucho del modo de vida que llevamos, empezando por la quema de combustibles fósiles.
Así que quizá el futuro no es muy prometedor a este respecto, razón por la cuál se plantea el proyecto de la “caja negra” de la Tierra.
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¿De dónde salió esta idea de ponerle una caja negra a la Tierra?
La idea de la caja negra surgió en parte de las discusiones que se tuvieron en la COP26: una reunión internacional en la que se discute el avance del cambio climático y las acciones que pueden seguir para contrarrestarlo.
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Así un grupo de investigadores de la Universidad de Tasmania propuso la creación de un dispositivo para registrar datos relacionados con el avance del cambio climático: no solo los científicos, sino también las noticias, las publicaciones en redes sociales y por supuesto, acuerdos como los que se logran en eventos como la COP26.
Un lugar lejos de la civilización para resguardarla
Estos científicos de la Universidad de Tasmania trabajan ahora en equipo con colectivos artísticos, para el diseño y construcción de la caja negra de la Tierra que estará ubicada justamente en la costa este de esa isla, que forma parte de Australia, que además se considera una zona estable geopolíticamente.
Por ahora es un proyecto, y se planea iniciar su construcción en 2022.
Casi indestructible
Las cajas negras de los aviones y otros vehículos están hechas a prueba de condiciones adversas, para que sobrevivan a los accidentes y cumplan sus función de informar lo que pasó.
La caja negra de la Tierra, también debería perdurar, por lo que se planea construirla con láminas de acero de 7 centímetros de espesor.
Discos duros para la eternidad
Si bien una caja negra es un dispositivo pequeño, considerando que en este caso la nave que la lleva en la Tierra, esta no será tan pequeña: medirá unos 10 metros de largo.
Esto también porque dentro debe tener espacio para computadoras conectadas a internet, que monitoreen la información sobre cambio climático y también por supuesto, enormes unidades de almacenamiento para esos datos. Y el suministro de energía para esos dispositivos electrónicos, provendrá de celdas solares.
No es única en su tipo
Por un lado, la idea planteada por este proyecto de caja negra de la Tierra es novedosa, pero por otro, existen otros esfuerzos encaminados en un dirección similar: como la bóveda de semillas de Svalbard, que busca preservar la biodiversidad de plantas del planeta.
Y aunque la utilidad de esta “caja negra”, parezca menor que el hecho de custodiar la biodiversidad, quizá este registro, nos sirva para reflexionar sobre nuestras acciones frente al cambio climático antes de que sea demasiado tarde.