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La compleja “renovación” y el nuevo equilibrio del Congreso

Aunque el domingo se vota por todos los diputados y la mitad de los senadores, la elección “no prende”.

Los expertos coinciden en que hace semanas que hay ambiente electoral, pero también en que eso no ha incidido en dedicar mayor atención a que se elegirá a la totalidad de los diputados y a la mitad de los senadores, nada menos que los responsables de apoyar -o no- el programa del nuevo presidente, y, más importante aún, de habilitar la nueva Constitución si esta se aprueba.

La información dispuesta por los candidatos no ha permeado, pese a que esta elección es considerada clave, por ejemplo, por el analista y académico de la U. de Chile, Ernesto Aguila.

“La viabilidad de los programas presidenciales depende de mayorías claras. El propio proceso constituyente requiere o depende de las mayorías parlamentaria (...) pero no parece que exista esa conciencia”, advirtió.

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A juicio de Jaime Baeza, académico del Instituto de Asuntos Públicos de la U. de Chile, “más que dejar la parlamentaria a un lado, pasa que cuando se presenta el paquete completo, siempre la gente pone la atención en lo más relevante. Por eso creo que no es bueno tener elecciones coetáneas”.

De todas maneras, ambos dan luces de que lo podría pasar.

“Existe la duda de si la elección se parecerá más a la de constituyentes o a la de gobernadores. Probablemente esté en un punto intermedio”, planteó Aguila, afirmando que eso implicaría “que la derecha bajaría un poco, también las fuerzas de la exconcertación y debiera crecer Apruebo Dignidad. También podría adquirir representación parlamentaria Kast. Pero ninguna de las fuerzas en disputa tendrá mayoría”.

Como planteó, los que más retrocederían serían los partidos de Nuevo Pacto Social. “Si se mantiene la tendencia, la DC podría quedar muy reducida, y el PPD y el PR, bajo amenaza de existencia legal”, apuntó.

Baeza prefiere no aventurarse en pronunciamientos concretos respecto a los bloques, pero sí considera que se producirá “un alto grado de fraccionamiento, con ninguna fuerza política con exceso de bancadas, y con mayor representación de grupos que están hoy subrepresentados, particularmente en la Cámara. En el Senado el cambio va a ser menos abrupto (...) pero el escenario está muy abierto”.

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