Este porcentaje muestra un incremento significativo en comparación con el 6,6% registrado en 1992 y el 11,4% en 2017, evidenciando un claro proceso de envejecimiento de la población chilena. Aunque el Censo 2024 no desglosa explícitamente la distribución por género de la población de 65 años o más, datos anteriores indican que las mujeres tienden a representar una proporción mayor en este grupo etario.
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Se proyecta que para el 2050, las personas de 60 años y más constituirán aproximadamente el 32,1% de la población chilena, lo que equivale a alrededor de 6.942.883 individuos. Asimismo, se espera que la proporción de personas de 80 años y más aumente significativamente, representando el 28% del total de los adultos mayores.
La preocupante salud en adultos mayores
Gran parte de la población adulta mayor llega a la vejez con enfermedades crónicas producto de diferentes factores y múltiples causas interrelacionadas.
Manuel Palma, Doctor en nutrición y alimentos de Nutriactiv, aseveró que la mala vejez es una realidad y que existen tres factores principales en ella, como una mala alimentación, condiciones socioeconómicas y el débil enfoque público en el envejecimiento activo y nutrición geriátrica.
“Por ejemplo, las pensiones insuficientes no permiten a muchas personas mayores cubrir sus necesidades básicas, incluyendo una alimentación saludable. Esto genera una dieta centrada en pan, arroz, fideos y productos ultra procesados, en lugar de frutas y verduras y/o alimentos funcionales que promuevan la salud”, explicó Palma.
Hoy en día la población se enfrenta a un escenario preocupante, ya que las personas llegan a esta etapa con altas tasas de enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, obesidad, desnutrición y sarcopenia. Sumado a que muchas de ellas derivadas de décadas de alimentación inadecuada y un entorno social y económico que no ha priorizado el bienestar de este grupo etario.
El doctor Palma indica que hay algunos aspectos que podrían ayudar a mejorar la calidad de la vejez del adulto mayor, algunas de ellos tales como.
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1. Abordar cambios estructurales para promover una transformación cultural y social tanto en el sector público como privado.
2. Políticas de fortalecimiento de envejecimiento activo.
3.- Mejorar el poder adquisitivo de las personas mayores.
4.- Garantizar acceso oportuno a atención geriátrica especializada y asegurar la disponibilidad de alimentos saludables y adaptados a las necesidades de las personas mayores.
5.- Impulsar campañas educativas sobre alimentación saludable, actividad física y prevención de enfermedades crónicas desde la infancia.
“Si desde ahora promovemos una alimentación saludable, actividad física regular, redes de apoyo emocional y programas educativos que nos preparen para envejecer con dignidad, es posible revertir esta tendencia”, alerta.
“Una buena vejez no ocurre por casualidad, se construye día a día. Aún estamos a tiempo para generar un cambio cultural y estructural que nos permita llegar a la vejez con mayor autonomía, plenitud y calidad de vida, finaliza.