A lo largo de los años, la NASA ha trabajado activamente para incorporar a las mujeres en sus distintas áreas. Ejemplo de ello es la célebre matemática Katherine Johnson, cuyos cálculos contribuyeron a llevar a la humanidad a la Luna, o también astronautas como Peggy Whitson, que logró el récord del mayor tiempo en el espacio para una astronauta norteamericana. Otra de estas mujeres destacadas es Sally Ride, la primera mujer estadounidense que viajó al espacio, marcando un hito en la historia aeroespacial el 18 de junio de 1983.
El viaje de esta astronauta ocurrió a bordo del transbordador espacial Challenger durante la misión STS-7, y sentó precedentes en un un campo que hasta ese entonces era dominado por hombres. Pero Ride no llegó ahí por casualidad; a esas alturas ya era una destacada científica feminista, por lo que su legado marcó un cambio aún más profundo en la carrera espacial.
¿Quién Fue Sally Ride?
Sally Ride nació el 26 de mayo de 1951 en Los Ángeles, y desde joven mostró una inteligencia excepcional y talento para el tenis. Estudió física en Stanford, donde también se destacó académicamente. Pero el giro llegó a los 26 años, cuando respondió a un anuncio en el periódico: era la NASA buscando candidatos y fue seleccionada entre casi nueve mil aspirantes.
En los años siguientes, Ride primero trabajó en tierra como comunicadora de cabina para el programa Challenger y luego desarrollando su brazo robot también conocido como Canadarm. Luego vino lo de volar al espacio, tras seis años de intenso trabajo con la NASA.
La misión STS-7 requirió de 5 astronautas: Sally Ride, Robert L. Crippen, Frederick H. Hauck, John M. Fabian y Norman E. Thagard. ¿El objetivo? Probar el brazo robótico, instalar dos satélites de comunicaciones y aprovechar el tiempo para desarrollar experimentos relacionados a la farmacéutica.
Durante su misión el 18 de junio de 1983, la astronauta de 32 años trabajó más de 17 días en órbita, operando el brazo robótico Shuttle Remote Manipulator System, que ella misma diseñó para la recuperación de satélites, lo que marcó su mayor contribución al programa espacial.
Su regreso a la Tierra fue celebrado como un triunfo nacional, aunque ella siempre mantuvo un perfil bajo, enfocando la atención lejos de su persona y hacia sus logros.
“El hecho de ser la primera mujer estadounidense en viajar al espacio generó grandes expectativas. Realmente no pensé mucho en eso en ese momento, pero llegué a apreciar el honor de ser seleccionada”, mencionó Ride en una de sus pocas conversaciones con la prensa.
Un año después de esta misión histórica, la física regresó al espacio en otra misión Challenger, sumando un total de 343 horas de vuelo espacial. Estaba programada para un tercer vuelo cuando el desastre del Challenger en el 1986 truncó su carrera como astronauta.
Los años militantes de Sally Ride
Pese al fin de su carrera en la NASA, la figura de Sally Ride se volvió una inspiración para millones de niñas que ahora podían soñar con ser astronautas o científicas. Y es que antes de esta doctora en Física, la presencia femenina en el espacio había sido exclusivamente soviética con Valentina Tereshkova en 1963 y Svetlana Savitskaja en 1982. Por eso, la misión STS-7 significó un éxito técnico y abrió el camino de las estadounidenses fuera de nuestro planeta.
En los años que siguieron la profesional contribuyó con la investigación del accidente del Challenger y continuó trabajando en la industria espacial antes de dedicarse a la educación científica y el feminismo, fomentando la participación de las mujeres en la ciencia y la tecnología.
“Una feminista es cualquiera que apoye los derechos de las mujeres y las prioridades de las mujeres. No podría estar haciendo este trabajo si no apoyara los derechos de las mujeres y las prioridades de las mujeres”, reflexionó durante una conferencia de la Organización Mundial de Mujeres.
En 2012, después de su muerte a los 61 años debido a un cáncer de páncreas, se reveló públicamente su relación de 27 años con la psicóloga y académica Tam O’Shaughnessy. La pareja había colaborado en varios proyectos, incluyendo la empresa Sally Ride Science, destinada a inspirar a jóvenes, especialmente niñas, a seguir carreras en ciencia y tecnología.
“Sally fue una heroína nacional y un poderoso modelo a seguir”, dijo en ese entonces el presidente Barack Obama en su despedida.