Estilo de Vida

“El que come calafate, ha de volver”: Un tour gastronómico por las calles de Puerto Natales

En la lejana región chilena, abundan los exquisitos restaurantes y bares que encantan tanto a los turistas como a los locales.

Una de las leyendas que te recibe en la zona de la Patagonia es el de “La Princesa Calafate”. Este relato se centra en Calafate, la hija del jefe de la tribu tehuelche, la persona a quien él más adoraba. La joven era hermosa y obediente con bellos ojos dorados.

Sin embargo, un día se enamoró de un joven selk’nam que fue recibido por la tribu. El padre de Calafate no estaba de acuerdo con la unión, por lo que acudió a un chamán para deshacer el amor, quien le dijo que no podía apagar ese romance, pero sí separarlos. Así que convirtió a Calafate en una planta espinosa con flores doradas como sus ojos.

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El joven desesperado por encontrar a su amor, recorrió las estepas por muchos meses. Los espíritus se apiadaron de él y lo convirtieron en una rápida ave para agilizar su búsqueda y recorrer los enormes rincones de la Patagonia

Finalmente, un día de verano, el joven pájaro se posó en un arbusto que antes no había visto. Él probó su fruto y el dulzor de éste era el mismo que el del corazón de Calafate. Los amantes por fin se volvieron a encontrar.

Tomando la Patagonia

En un bar en la cima de una leve colina de la calle Esmeralda de Puerto Natales, este preciado fruto autóctono endulza un trago, uno de los dos destilados de preparación propia que ofrece “Last Hope”.

Hace casi diez años, su dueño llegó desde Australia para visitar las Torres del Paine. Él junto a su mujer buscaron un gin, pero no lo encontraron. Esto motivó a Matthew Oberg a instalarse en la ciudad y suplir este vacío, creando su propio gin en el patio de su casa, que lleva el mismo nombre que el bar.

Actualmente, “Last Hope” ofrece sólo dos sabores de creación propia, que son comercializados a lo largo del país: “Patagonian Dry Gin”, que es un destilado con tonos cítricos, enebro y más notas herbales; y el “Calafate Gin”, hecho en base a la fruta morada de la localidad.

Bajando por las calles de Natales hacia la Plaza de Armas Arturo Prat, sigue la ruta para los fanáticos de las bebidas alcohólicas. ElBar Baguales”, bautizado en honor a los animales salvajes que deambulan en la Patagonia, aloja la cerveza homónima que solamente es distribuida dentro de sus dependencias.

En el patio trasero del local, se encuentra el laboratorio del dueño, Daniel Darrigrand, donde se confecciona la cerveza. Él afirma que su producto lleva impresas las características de la localidad y su gente.

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Con dos cervezas en la carta: “Pale Ale” de color ámbar con aromas a frutos secos, frutas cítricas y durazno. Su elaboración es un desafío llevarla a cabo en la Patagonia, debido a las altas temperaturas que necesitaba la levadura ale en el proceso de fermentación. Por otra parte, la cerveza negra “Porter” con un intenso aroma a café y un fondo de chocolate amargo.

A unos pasos, también rodeando la céntrica plaza, está localizado el “Bar El Puesto” que cuenta con una innovativa carta de cócteles de autor. Los bartenders hacen de su labor un espectáculo con sus minuciosos, frenéticos, pero certeros movimientos.

Esto fue apadrinado por el dueño del local, Fernando, quien apostó por fomentar el desarrollo de bartenders locales para que experimenten y creen sus propios cócteles de autor.

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El Bar Puesto prefiere no quedarse con lo tradicional y clásico en la coctelería, sino que apuesta por novedosas mezclas a través del ensayo y error, para descubrir nuevos sabores que puedan encantar a los clientes del bar. Fernando afirmó que él busca captar el paladar del público local, el cual no se disipa cuando las temperaturas bajan.

Uno de sus cócteles de autor, “Glaciar Grey”, está elaborado con vodka azul, leche evaporada de coco, sirope de anís y parfait amour. Un dulce y cremoso trago que encanta a la vista, como si el cielo fuese capturado en un vaso para reflejar su color azulado junto a una aureola blanca.

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Sabores natalinos

La cultura etílica no es la única que encanta a los natalinos y turistas que están de paso por la localidad. La gastronomía de la ciudad destaca los exquisitos productos distintivos de la zona en sus diversas preparaciones.

En este recorrido “Sabores Natalinos” de la Cámara de Turismo Última Esperanza, un punto en común de los restaurantes visitados es la utilización de la pizza como un recipiente para destacar los sabores patagónicos. A través de este plato, resaltan las noblezas de la apartada región, especialmente sus carnes y productos marinos.

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La Plaza de Armas sigue reuniendo los mejores locales para el disfrute del paladar, y en toda una esquina, se encuentra una fachada rojo ladrillo que acoge al restaurante, “Mesita Grande”. Con una especialización en pastas y pizzas, este hogareño local aprovecha las maderas de la localidad con la ayuda de luces cálidas para crear un ambiente acogedor.

En una posición céntrica, los cocineros evidencian el desplante que tienen con las masas, como las manejan y manipulan expertamente para satisfacer el apetito de los comensales. Ya sea con una pizza con cordero al merkén o fetuccini con mariscos, el restaurante no falla con sus potentes sabores.

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En la calle Magallanes, un inmenso horno crea un ambiente familiar en el restaurante “La Guanaca”. Un calor inescapable recibe a los clientes, quienes se refugian del frío viento magallánico, y son bienvenidos por un encantador personal, cuyas acertadas recomendaciones conquistaron a los invitados.

El entremés suena poco glamoroso al tratarse de restos de masas de pizzas y sus ingredientes, pero su sabor resulta extremadamente sabroso. Las pizzas recién salidas del horno crujen al ser masticadas, hilos de queso derretido se estiran, y explotan en la boca con interesantes mezclas de sabores, como salmón, cebolla caramelizada y alcaparras.

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Un vivo verde adornan las ensaladas con diversas delicadezas, una contundente mezcla que no cansa ni decepciona. Las frescas verduras y una deliciosa salsa de mostaza complementa perfectamente este plato. Por otro lado, el dulzor de sus postres, es balanceado por la acidez de los frutos rojos, creando un “bosque” de armoniosos sabores.

Un giro en 180 grados se vive en el restaurante “El Brisket”, bautizado por el famoso corte de carne de vacuno. Un moderno restaurante que juega con el frío y el imaginario visual de la Patagonia para darle una identidad propia a sus interiores. Incluso deportes de nieve eran transmitidos por los televisores del local para el disfrute de los comensales.

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Los murales del restaurante dan pistas de un inigualable atractivo del local, el afamado Bar de hielo. Con 18 grados bajo cero, el salón que contiene los bloques de hielo está separado de las mesas de los comensales.

Acá los tragos son infaltables para capear el frío y calentar el cuerpo. El gélido aire de Puerto Natales parece juego de niños con la potente sensación térmica que se vive en tal inigualable lugar; el cual solamente se puede soportar con una vestimenta especial, provista por el mismo bar.

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Al final del tour Sabores Natalinos” organizado por la Cámara de Turismo Última Esperanza, los sabores y experiencias que quedan deambulando en la mente de los comensales son muchos, todos encantadores e inolvidables. No importa el tiempo recorrido en Puerto Natales, son pocos los segundos que necesita para encantar al visitante.

El final de la leyenda de “La princesa Calafate” señala que toda persona que pruebe este fruto, inevitablemente volverá a la Patagonia. A pesar de ser un mito, hay una certeza en esta afirmación, los visitantes que prueban los sabores de esta región, definitivamente van a querer regresar.

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