En el mundo tecnológico en el que vivimos es común que los niños, ya desde muy pequeños, tengan aparatos electrónicos para distraerse y ver en ellos sus programas favoritos.
La situación anterior luce totalmente normal y lógica en nuestros tiempos modernos, sin embargo, el uso en exceso y sin supervisión de las tabletas o teléfonos podría originar consecuencias negativas en los niños y hasta alterarles el sueño.
¡Atención a las consecuencias!
Según lo publicado en la cuenta de Instagram @institutoparapadres, y basado en el libro del Neurocientífico Michel Desmurget (2020), estos son algunos de los peligros de las pantallas para nuestros hijos:
-Las pantallas retrasan la hora de irse a la cama y de este modo, acortan el tiempo que se dedica al sueño.
-Aumentan la latencia del inicio del sueño, es decir, el tiempo que transcurre entre el momento en el que el individuo se acuesta y el instante en que concilia el sueño. Esto se debe principalmente a la acción perturbadora que ejercen los modernos terminales visuales sobre la secreción de melatonina (la hormona que induce el sueño).
-Además, ciertos contenidos especialmente excitantes, estresantes o angustiosos, retrasan el momento en el que se concilia el sueño y van en detrimento de la calidad del descanso.
-Cuando el sueño se altera, se produce un deterioro de la memoria, de la capacidad de aprendizaje y del funcionamiento intelectual diurno, lo cual merma automáticamente el rendimiento escolar.
-Cuando el sueño se altera, el sistema inmunitario se debilita, lo que aumenta la probabilidad de que el niño enferme.
-Los niños que no duermen bien amanecen malhumorados y, con frecuencia, expresan que no quieren ir al colegio, lo que representa también para los padres un desgaste diario en convencerlo de que es necesario que se vista para acudir a la escuela.