Una buena parte de la prevención del bullying tiene que ver con que los niños tengan una autoestima tan fortalecida, que les resbalen las burlas de sus compañeros de clase, familiares y «amigos».
«Es necesario criar niños que conozcan su identidad, con autoestima sólida, capacidad para expresar sus ideas y defender sus puntos de vista de manera asertiva».
Así lo explican expertos de la psicología infantil citados en el portal de la Fundación en Movimiento Respetar para un Mejor Convivir, pero ¿cómo lograrlo?
1. Crea lazos de confianza
Para que tus hijos confíen en ti, dedícales tiempo a conversar y, cuando lo hagas, míralos a los ojos y escúchalos con interés.
Al sentirse escuchados desde pequeños saber que sus opiniones son tomadas en cuenta por los padres, los niños crecen con autoestima elevada.
Evita exponerlos a estereotipos basados en creencias erróneas («los niños no lloran», «los varones no deben bailar de tal forma», «las chicas son delicadas», «los gordos son graciosos», «los negros son delincueltes»).
2. Valóralos y jamás los ofendas, ni en broma
La autoestima de un niño depende de la mirada de sus padres, de cómo lo valoran.
Los hijos criticados, sin aprobación porque no cumplen con las expectativas de sus padres, crecerán con poca confianza en sí mismos y tendrán dificultades para ser líderes y menos capacidad de opinar.
Etiquetarlos por alguna cualidad, defecto físico o problema de salud los hace muy susceptibles a los comentarios y críticas de los demás.
No los ofendas, ni siquiera en broma: «Eres estúpido», «eres lento para entender», «eres muy malo en los deportes», «eres malo». Eso los encasilla en modelos difíciles de romper.
Los padres son la primera y más grande imagen de autoridad de todo ser humano. Por eso, todo lo que digas el niño se lo creerá. A veces para siempre.
3. Tolerancia
Una de las principales causas del bullying es la intolerancia hacia quienes son distintos. Predica con el ejemplo en la aceptación de las diferencias entre las personas que existen en el mundo.
Enséñales que nadie es superior ni inferior por sus rasgos físicos, ni por su orientación sexual, ni por discapacidades, ni por su inteligencia. Que cada ser humano tiene capacidades y talentos distintos.
4. Educa en positivo
No se señalan y condenan los errores, se conversan y se aprenden de ellos. No se toman los errores para etiquetar, como por ejemplo decir: «nunca hace la tarea de matemáticas, mi hijo es malo en matemáticas».
Mejor decir: «Debe reforzar la matemática y lo va a lograr».