El cantante Pablo Herrera no tiene problemas en hablar de su periodo lidiando con su adicción al alcohol, la cual duró alrededor de 15 años. Esto continuó durante su paso por el panel de “Tal Cual” en su visita semanal, en donde detalló el tenor de su enfermedad.
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“Yo chupaba mucho”, partió recordando. “Yo cuando chupaba era de tener una botella de vodka en el velador. Y partía a las 7:30 de la mañana con mi vaso de vodka y me sentía feliz”, añadió.
Raquel Argandoña le preguntó cuándo dejó de tomar, y el cantante contó que “curiosamente dejé de tomar antes que me dieran el ACV. Yo creo que esa cuestión hizo que me dieran la ACV, no se me licuaba la sangre”.
“Me había tropezado a la entrada de mi edificio, me había, te juro, partido la cabeza. Yo creo que tenía que ver con eso, y fumaba tres cajetillas diarias. Estaba entero pedido”, continuó.
¿Qué lo motivó a dejar el alcohol?
Sus hijas fueron un motor para que él buscara ayuda y dejara esta adicción de lado. “Se aburrieron de pasar vergüenza y uno miente po'. Cuando uno está metido en la tontera, miente para darse este placer estúpido y hoy día soy inmensamente feliz”, afirmó.
Para intentar frenar esta enfermedad mental, él probó los pellets alrededor de seis veces. “Te ayuda como un año o menos, y después tú empiezas a probar si te sientes mal. Lo que me ayudó mucho fue la ayahuasca, que lo he contado, en la selva del Perú”, confesó.
Herrera comentó que durante este consumo del alucinógeno se dio cuenta de por qué tomaba, y recordó episodios de violencia que vivió cuando era pequeño, del cual no se acordaba. “Familia con alcohólicos, tampoco tenía por dónde escaparme”, añadió.
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Sin embargo, rescató algunos periodos de estos años, especialmente por las anécdotas que vivió. “No debo ser ingrato, aparte de las desgracias que cometí, perdí mucho tiempo. Quizás mi carrera hubiera sido más brillante, no lo sé”, comenzó su reflexión.
“Pero, tengo historias que si no hubiera estado en ese estado, no las hubiera tenido nunca en Chile y en muchos países del mundo. En Nueva York caminando solo por la 42, Yo viví en Los Ángeles, en Washington me daba valor pues entonces hacía todas las cosas”, señaló.
Pablo Herrera aseguró que todavía es alcohólico porque uno nunca deja de serlo, a pesar de estar sobrio y rehabilitado. Al día de hoy dijo que no le dan ganas de tomar alcohol, a pesar de probar tragos.