Cuando Yolanda Carmín llevaba menos de 20 minutos de rutina en el Festival del Huaso de Olmué 2025, los animadores Eduardo Fuentes y María Luisa Godoy asomaron sus cabezas por el escenario, atentos a actuar rápidamente, producto de las pifias y abucheos que estaba recibiendo la humorista por la falta de chistes y exceso de canto.
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En conversación con Publimetro, los animadores contaron cómo fue la trastienda del tenso momento que tuvieron que enfrentar, para salir a su rescate en caso que así ella lo pidiera.
“Nos dimos rápidamente cuenta que no estaba diciendo el libreto, porque cantaba pero no decía los chistes. Y empezó a leer carteles, entonces notábamos que le faltaba mucho de la rutina. Sabíamos que iba a cantar, pero que iba a ir mezclando cada canción con una rutina de humor. Y nos dimos altiro cuenta que no estaba pasando. Y cuando ya empezó a leer carteles, dijimos ‘acá pasó algo’”, reveló la animadora.
Esto llevó a los animadores y producción de Olmué a tomar cartas en el asunto y buscar respuestas a lo que estaba ocurriendo. Necesitaban saber qué necesitaba Yolanda Carmín.
“Estábamos pendientes todo el rato y empezamos a preguntar si es que el equipo quería que entráramos o qué señal de ella esperábamos que hiciera. El productor le preguntó de abajo si seguía y ella le dijo que sí. Nosotros siempre, y yo lo aprendí mucho en Viña, es que uno tiene que respetar lo que el artista arriba del escenario quiere. Uno no puede interrumpir la rutina”.
Detalles tras rutina de Yolanda Carmín
Eduardo Fuentes complementa cómo fue para él darse cuenta cuando había despertado el Monstruo del Patagual.
“Nosotros estamos al lado del escenario, detrás. Entonces cuando la presentamos, nos quedamos viendo los primeros minutos que entrara. Perfecto, nos vamos atrás. Y la Mari estaba ahí, le estaban viendo el maquillaje, yo estaba escuchando y le digo ‘Mari, ningún chiste todavía’. Y me dice ‘¿cómo?’. Miramos el monitor y estaba ella. Iba a empezar con una canción, después empezó a leer los letreros y yo dije ‘algo pasó’”, contó.
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Tras esto, se pusieron en acción.
“Nos asomamos por la cortina. Porque hay unos monitores abajo, para ver si tenía el texto ahí, porque a veces lo tienen de referencia. Y tenía solo un contador (de minutos). Le miro la oreja y estaba sin tono y dije ‘chu… está desconectada’. Miro abajo para ver si había algún productor dándole instrucciones, nada. Entonces coincidimos con la Mari: se le perdió, se le olvidó el libreto, se nubló, no sé. Y ahí empezó a planear, a leer mensajes y se desconectó de su rutina. Lamentablemente la van a juzgar por alguien que no es lo que ella hace. Su rutina es otra, pero ayer no la hizo”, lamentó.