En el último episodio del programa de farándula de TV+, “Sígueme”, la panelista Daniela Aránguiz recordó un infame episodio del espectáculo chileno que provocó, por el cual le llegan coletazos a Gissella Gallardo hasta el día de hoy.
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Mientras estaba discutiendo sobre los dotes de animador que tiene Mauricio Pinilla, inevitablemente colocaron una canción de “El Rey León”, esto en relación al episodio del affaire del exfutbolista con Coté López. Por esto, Michael Roldán pidió que no molestaran más a Gisse con ese tema ya que ella ni siquiera estaba con él cuando sucedió esta polémica.
La exintegrante de “Tierra Brava” hizo una pequeña intervención a propósito de este escándalo dosmilero, y dijo: “Yo quiero pedirle disculpas públicas a Gisse por ese momento, aunque hayan pasado 20 años”. Sus compañeros le preguntaron por qué si es que ella no estaba con Pinilla en ese entonces, pero Aránguiz insistió y Gallardo le tiró leña al fuego, “le arruinó la infancia a mis niños”.
El mea culpa de Daniela Aránguiz
Daniela continuó dramáticamente “hace 18 años atrás, yo cometí un error muy grande. Me hicieron una encerrona en un programa de televisión y yo estaba embarazadísima en mi casa y con las hormonas revolucionadas. Así que no hallé nada más que decir que estaba viendo ‘El Rey León’, y lo siento mucho”:
Gissella actuando su papel seriamente, respondió “no te voy a perdonar nunca porque me quitaste los mejores años de mi vida porque no pude ver esa película con mis niños, así que no Daniela, olvídalo”. Esto lo dijo bromeando, mientras Aránguiz se cubría el rostro exageradamente.
Roldán le consultó si es que no vio más esa película, y Gissella rompió el papel y contestó sinceramente: “Es mi preferida, obvio que sí. Tengo hasta los peluches del ‘Rey León’, estamos jugando. ¿Cómo se te ocurre que no voy a ver la película?”.
Daniela dijo que le prometía que el lunes le llevaría un peluche de la película de regalo, y Gissella reveló que ya le había prometido un recuerdo de Disney, el cual nunca le trajo, así que no creía en su palabra. Aránguiz justo tenía uno en su mano y se lo regaló a Gissella, y este gesto terminó con un abrazo conciliador.