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Patricia Rivadeneira recuerda su época más rebelde: “Me juntaba con todos los que echaban de los colegios, eran mis amigos favoritos”

La actriz estará en ‘De tú a tú” y también hablará sobre su matrimonio de 20 años, el que cataloga como un “milagro”.

Patricia Rivadeneira
Patricia Rivadeneira Canal 13

Este viernes se emitirá el cuarto capítulo de la cuarta temporada de “De tú a tú”, en el que Martín Cárcano tendrá de invitada a la actriz Patricia Rivadeneira, quien repasará su vida y su carrera.

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Emparejada desde 2001 y casada desde 2006 con el artista romano Andrea Orsini, la actriz definirá a su marido como “un hombre del Renacimiento”, que cocina, decora y hace de todo. Consultada por Martín sobre si pensó alguna vez enamorarse, Patricia confesará que “yo pensé que nunca me iba a casar. Nos casamos en Roma en un templo pagano, en el lugar más lindo donde alguien se puede casar (…) Llevamos más de 20 años, no nos hemos separado, es como un milagro. Estamos en un buen período”.

“Lo conocí en una galería de arte, yo estaba en una inauguración, nos miramos, se acercó y me habló. Yo me iba a Nápoles al día siguiente, se ofreció a llevarme, íbamos a la misma fiesta de un galerista importante, en un cerro. Estábamos en esta ramada con gente chic y yo estaba con él, me encantó, y nunca más nos separamos. Fue un amor a primera vista”, asegurará.

Como revelará el mismo Andrea, sumándose a la conversación, él había oído de la existencia de Patricia. “Me habían hablado amigos de la llegada a Roma de esta estrella chilena. Me habían prometido presentármela. Cuando llegó, entró y tenía algo de etéreo. Yo soy muy tímido, no avanzo con cualquier mujer, pero la vi tan guapa y cruzamos los ojos y eso fue fatal”, recordará.

Patricia Rivadeneira
Patricia Rivadeneira Canal 13

Adriano, hijo de la actriz, quien ahora es un historiador de 36 años, indicará que su primera impresión de Andrea fue positiva. “Cuando lo conocí no me cayó mal. Yo tenía 14 y era celoso, pero igual enganchamos. Es muy inteligente y me educó mucho. Cuando uno está creciendo es importante tener gente culta e inteligente al lado, y él lo es”, admitirá.

De ahí vino el matrimonio en 2006, en un sitio arqueológico en el centro de Roma. “Mis testigos fueron Adriano y mi psicóloga”, recordará Patricia, agregando que no tuvo luna de miel. “Andrea no me invitó ni a un café, porque tenía que trabajar”, reirá.

Su rutina actual es muy particular, ya que viven entre Santiago y Roma, sin asentarse, y tratan de mantener su independencia. Todas las mañanas Andrea se levanta al amanecer y le lleva un capuccino a la cama a Patricia. En la noche, ella se acuesta antes y él llega a la cama cuando ella ya duerme. “Le aconsejo a todas las parejas hacer eso. Cuando ella se duerme no voy a encontrar a una persona neurotizada sino a la Patricia de siempre, su alma. Y cuando está durmiendo nos abrazamos e intercambiamos energía”, desclasificará Andrea.

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El alcoholismo de su padre

Patricia Rivadeneira Ruiz-Tagle nació en Santiago y se crió en una casa de campo en Colina con sus hermanas Magdalena y Piedad en el seno de una familia conservadora y católica. “Éramos de misa dominical, muy antiguos”, definirá. Todo cambió para ella a los 11 años cuando sus padres se separaron, tras varios años de problemas por el alcoholismo de su padre.

“Tuve una niñez no muy alegre, no fue fácil. Mi papá tuvo una vida triste porque fue alcohólico, no logró salir de eso, estaba como prisionero. Era alguien que vivía una vida muy inconsciente, sin poder tomar muchas decisiones ni tomar las riendas de su vida. Me empezó a dar miedo mi papá porque no tenía control. Y lo más terrible era el abandono”, confesará la actriz de telenovelas como “Ámame”, “Sucupira” y “Aquelarre”.

Según recordará, su relación con su progenitor se mantuvo distante durante toda su infancia. “En esa época era como una vergüenza social, yo no le podía decir nada a mi papá, era algo que había que esconder en todas partes. Mi mamá tuvo que trabajar para mantener la casa sin ninguna preparación para eso, y vivió discriminación, por ejemplo las mujeres separadas no podían comulgar y ella era mal vista por su propia mamá, porque el mandato era aguantar todo. Recuerdo haberle dicho alguna vez a mi mamá que prefería que el papá no volviera”, rememorará la intérprete.

Finalmente su padre cayó enfermo y decidió rehabilitarse, ya siendo mayor. “Nosotras ya éramos adultas, y él empezó a dar testimonio de su enfermedad a otros pacientes. Eso fue algo importante para él, creo que no se daba cuenta de lo grave de su enfermedad. Fue ahí cuando tuve una relación más grande y compinche con mi papá”, indicará Rivadeneira.

De conservadora a rebelde

Para Patricia, el rompimiento de su familia fue clave para formar su personalidad. “Si mis padres no hubieran sido el desastre que eran, mi padre enfermo y mi madre con un carácter difícil, yo no sería la que soy. Toda esa ruptura, ver que todo lo que se suponía no pasaba en mi casa, me dio la fuerza para romper con esa tradición y ese mandato del mundo adulto”, contará a Martín Cárcamo.

Así fue como ese mismo año de la separación, que coincidió con el Golpe de Estado, Patricia empezó a rebelarse y fue expulsada de las Monjas Ursulinas. También en su nuevo colegio, las Monjas Inglesas, tuvo otro gran acto de herejía. “Yo era muy estudiosa, me gustaba la religión y empecé a estudiarla muy seriamente y a hacer preguntas sobre los dogmas. Y las respuestas eran muy malas, el cura era muy fome, evadía y respondía mal. Entonces decidí no confirmarme, fui la única del colegio en no confirmarme de las 300 alumnas”, revelará Rivadeneira.

En esos años, siendo adolescente, ya no seguía los mandatos de la tradición familiar: “Me juntaba con todos los que echaban de los colegios, eran mis amigos favoritos. Nos portábamos mal, fumábamos pitos. Yo estaba muy rebelde, era difícil pararme”.

Saliendo del colegio decidió estudiar Teatro, lo que acrecentó la distancia con su círculo familiar. “Mi abuela dijo que ser actriz era como ser bataclana, y tenía razón”, reirá.

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