Jorge Rivas, más conocido viralmente como el exNiño Poeta, sigue dando que hablar en el mundo de los medios de comunicación. Ahora, el influencer habló sobre cómo empezó su pasión por la lectura.
Cabe recalcar que el ahora adolescente se hizo conocido a nivel nacional debido a una entrevista que concedió a un noticiario, en donde dio a conocer su pasión por la poesía y la anti-poesía. Asimismo, llamó la atención su extrovertida y potente personalidad, por lo que rápidamente se ganó un lugar en las redes sociales.
En este contexto, es donde Jorge explicó, en una entrevista al programa “Los libros que leo”, su actual relación con la lectura y si sigue leyendo este género literario.
“Hoy dia no mucho, debo lamentar que he cambiado la poesía conforme he ido dejando de ser chico para centrarme mucho más en el género informativo”, aseguró. Eso sí, destacó que de igual manera intenta mantener este pasatiempo.
Sobre qué tipo de poesía le gusta, Jorge comentó que “me gustan bastante los poetas chilenos, pero también me abro a una experiencia de poetas en el extranjero que es muy completa. Hay poetas angloamericanos que tienen propuestas muy innovadoras, sin embargo, uno los ve y son gente que nació hace 70 o 80 años”.
¿Cómo inició su amor por los libros?
En relación a la interrogante acerca de su pasión por los textos, el exNiño Poeta comentó: “Cuando era niño yo no tenía internet en la casa y la televisión que teníamos, no tenía TV-Cable, por lo cual no tenía mucho donde entretenerme y por eso empecé a leer documentos que había en la casa, también libros que eran muy fomes”.
“Justamente la boleta del agua, de la luz, pero en general documentos, hasta la escritura de la casa un día”, rememoró sobre sus primeras lecturas.
“En ese tiempo mi mamá llegó con una escritura, lo leí y quedé maravillado con que en un papal pudieran decir dónde está mi casa, el nombre del propietario de la casa de al lado, de atrás, que hubiera como un croquis donde estaba la calle (...) Ahí empecé a leer, pero me frustré mucho porque no sabía leer”, explicó.
De hecho, contó que “algunos documentos que no sabía leerlos los rompía. Entonces, mi abuela, que era educadora de párvulos, en la suma y la resta, me terminó enseñando a leer para que estuviera un poco más entretenido y no siguiera rompiendo documentos”, cerró.