Por estos días, la cantante María José Quintanilla ha estado de viaje por Europa, instancia en que aprovechó para visitar nuevamente Italia, un país con un profundo significado personal para ella. Este viaje, sin embargo, resultó ser mucho más que un simple recorrido turístico, pues le trajo un conmovedor recuerdo de su difunto padre, Reinaldo Quintanilla.
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La cantante había visitado Italia por primera vez cuando era apenas una adolescente, para participar en la gran final de Bravo Bravísimo Chile. En ese entonces, estuvo acompañada por su padre, quien falleció inesperadamente en 2008 debido a un infarto al corazón. La conexión emocional con ese viaje ha permanecido viva en el corazón de la artista, y parece que el destino tenía preparado un momento especial para ella en su regreso a la ciudad italiana.
A casi 16 años de aquella primera visita, María José decidió volver a Italia, esta vez acompañada de su esposo, el kinesiólogo Eduardo Carrasco. Lo que no esperaba era vivir una experiencia tan emotiva que la hiciera sentir la presencia de su padre de una manera tan tangible.
“Me puse a llorar”
Según relató en sus redes sociales, la cantante hizo una petición muy especial a su padre en medio de su viaje, deseando sentir su compañía de una manera particular. “La última vez que estuve en el Coliseo Romano llovía fuerte y mi papá estaba conmigo. Esta mañana, cuando me levanté, hablé con él y le dije que si llovía —cosa improbable porque miré el informe del tiempo y el pronóstico era 30°— yo iba a saber que me estaba escuchando”, partió relatando.
La artista contó que no fue hasta que llegaron al monumento que reveló su deseo a su esposo: “Le dije: ‘Hoy va a llover’, él solo me miró con cara de risa, ¡pues no entendía lo que estaba hablando! ¿Lluvia con 34 grados?”. Sin embargo, lo que ocurrió a continuación la sorprendió gratamente.
“Mientras caminábamos en un acto casi milagroso, comenzaron a caer gotas y de pronto ya estaba lloviendo. Miré al cielo y dando las gracias me puse a llorar”, manifestó emocionada.
Para María José Quintanilla, la inesperada lluvia en Italia fue una señal innegable de la presencia de su padre. “Para mí, la magia se hizo presente. Hace 20 años estuve aquí de la mano de mi papá, hoy de la mano de mi compañero de vida”, concluyó en su relato. Recuerdo que sin duda, atesorará en lo más profundo de su corazón.