Una férrea defensa realizó Gerardo Zavala de los argumentos que imputa su expareja, Camila Andrade, que sustentarían la millonaria demanda laboral que interpuso en su contra. El origen del desacuerdo fue un fallido negocio que iniciaban cuando explotó el escándalo con Francisco Kaminski.
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La periodista Cecilia Gutiérrez dio a conocer esta semana que Andrade se querelló en contra de su expololo ante la Inspección del Trabajo, solicitando el pago de 9 millones de pesos. Alega que le debe los honorarios por el trabajo realizado en un centro de estética que Zavala habría emprendido con el fin de otorgarle ayuda económica.
A juicio de Gutiérrez, lo grave del caso es que la exMiss Chile le habría sido infiel al hombre con Kaminski y, para colmo de males, ahora lo demanda. Pero Gerardo Zavala no se amilanó ante las acusaciones de su ex y planteó su versión de los hechos. En conversación con el periodista Hugo Valencia, en el programa de espectáculos “Zona de Estrellas”, el empresario señaló que Andrade falta a la verdad.
La versión del expololo de Andrade
“Él quiere dejar en claro que entre él y Camila nunca existió un contrato de trabajo”, inició el relato el comunicador.
Valencia indicó que la exconductora de “Caja de Pandora” reclama que debía recibir un sueldo mensual de un millón y medio de pesos por servicios prestados desde noviembre de 2023. No obstante, su expareja lo desmintió tajantemente y aclaró que el trabajo fue sólo unos días.
“Según Zavala, lo que ocurrió ese mes, noviembre, fue la entrega de la llave del local que finalmente se iba a convertir en este centro de belleza. Durante los meses de diciembre y enero recién se estaba construyendo el local”, comentó el panelista.
El empresario precisó que el local fue abierto el 25 de febrero y el día 27 se fue junto a la modelo de vacaciones a Brasil. Regresaron a Chile el 4 de marzo y dieron término a su relación de pareja el 10 de ese mismo mes. “Entonces, para Gerardo, el trabajo de Camila fue desde el 4 al 10 de marzo, es decir, seis días”, explicó Valencia.
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“En el periodo previo, lo único que habría hecho Camila fue acompañar, en una ocasión, a la administradora a comprar insumos. Y en marzo lo que hizo fue ir un par de veces al centro de estética a tomar unos café y conversar con la clientela que ya estaba llegando”, añadió.
Además, especificó que sí existió una conversación con Camila acerca de un futuro sueldo, el cual se fijaría sobre la base de las utilidades del negocio. No obstante, la relación se quebró antes de que eso sucediera.
