En el último episodio de La Divina Comida, María Gracia Omegna abrió las puertas de su hogar para compartir con los televidentes un vistazo de sus rincones favoritos. Durante los 4 días fue acompañada por Raffaella Di Girolamo, Carlos Figueroa y Luis Astudillo, con quien la actriz reveló algunos aspectos más personales de su vida.
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En esta ocasión fue el turno de María Gracia Omegna ser la primera en mostrar su casa. De inmediato, se percibió un aroma a incienso en su hogar, lo que llamó la atención de Jani Dueñas, la voz en off del programa, quien comentó, en tono de broma que la casa de la actriz tenía olor como a “feria artesanal”.
“A incienso, porque no conozco a la gente que está entrando”, explicó la actriz de Generación 98.
Con su característico sentido del humor, Omegna aclaró que su santuario no estaba relacionado con ninguna creencia religiosa en particular: “Es un santuario de los no y sí creencia. Es clásico que la gente te regala chucherías y es mi espacio de calma”, explicó.
Uno de los objetos más significativos de su santuario es un florero, una herencia de sus padres que representa su infancia y que guarda con cariño, según contó la propia actriz. “Es una herencia que me dieron mi papá y mi mamá en vida. Representa mi infancia”, reveló la actriz.
María Gracia Omegna también compartió con la audiencia su patio, donde presentó a sus adorables perros, Rosa y Yuca. En relación al espacio exterior, reveló su deseo de disfrutar de él con más calma y menos ansiedad: “Ahora está vacío, porque he decidido habitar espacios más pausadamente y sin tanta ansiedad. Quiero decantar qué es lo que quiero hacer para compartir de mejor manera este verano”.
Este no es el primer encuentro de La Divina Comida con la casa de María Gracia Omegna. En la temporada 8 del programa, su pareja, el actor Gabriel Urzúa recibió a los invitados en su hogar.