En un rincón de Villa Domínico, en Avellaneda, un hincha argentino se ha convertido en un símbolo de pasión y devoción inquebrantable hacia su selección nacional. Desde el histórico triunfo de Argentina en el Mundial de Qatar 2022, este apasionado fanático llamado Guillermo ha estado celebrando incansablemente durante 294 días consecutivos.
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“Es hermoso saborear el gustito dulce de la victoria. El Mundial fue reflejo de lucha y resistencia. Hay que aprender de los valores y enseñanzas que nos dejó esta victoria”, expresó el trasandino.
El 18 de diciembre de 2022 marcó el inicio de esta odisea de celebraciones para Guillermo. “Cuando perdimos contra Arabia estaba muy eufórico. No sabía qué hacer y tenía que enfocar en algún lado esa fuerza. Entonces agarré mi bandera, la até a un palo de escoba con una cinta en cada punta y salí a la calle a sacar toda esa energía que tenía. Era el único en la calle y todos me miraban como bicho raro”, relató el hincha.
“Cuando me fui de vacaciones no paré. Me llevé la bandera y todas las ganas de alentar. Fui a Santa Teresita y salí a agitar los trapos a la playa. Yo siempre supe lo que quería transmitir”, sostuvo Guillermo.
En una entrevista exclusiva con el medio Olé, Guillermo compartió sus motivaciones detrás de esta persistente celebración. “El Mundial fue un reflejo de lucha y resistencia. Hay que aprender de los valores y enseñanzas que nos dejó esta victoria”, afirmó con pasión.
“Busco recordarle a la Argentina que somos campeones del mundo. Hay que saborear el gustito dulce que genera el objetivo cumplido. Quiero que nuestra pasión como argentinos llegue al mundo. Un Mundial no se consigue todos los días”, añadió con orgullo.
“Hay que luchar y sacrificarse para conseguir algo. Por eso cuando llueve, hace frío o hay viento, salgo igual. Y lo que me llena de energía es disfrutar del sacrificio que tuvimos que hacer para conseguir la copa”, cerró el fanático.