La panelista de “Tal Cual” Francisca Merino recordó la millonaria estafa de la cual fue víctima hace tiempo atrás, de nada menos que un cercano a su familia, el padrino de su hijo mayor que le robó todos sus ahorros. “A mí me llevaron una casa nueva en Marbella. Recién hecha. Yo no alcancé ni a pisarla”, lamentó.
PUBLICIDAD
Lo peor, es que el estafador “era el padrino de mi hijo mayor. Le dije, para peor, Sergio yo soy sola, no tengo a nadie, son los ahorros de toda mi vida”. Palabras que el sujeto usó para aprovecharse de ella, a pesar de ser cercanos.
En primera instancia, el hombre le dijo que debe pagar 30 millones por una casa, cifra que para ella le parecía razonable. Sin embargo, al los días comenzó a subir el monto de manera considerable. Son 70 millones...después 120.”
Ahí, la actriz confesó que entró en cólera y lo encaró porque no era posible, pasar de 30 a 120 millones de un día para otro y sin razón alguna.
Finalmente, contrató una abogada, pero fue para peor, porque el valor se duplicó y le estaban pidiendo 240 millones por la propiedad.
“Yo no podía creer que el padrino de mi hijo me hiciera esta cuestión”, debido que el hombre le hizo firmar unos papeles en blanco, para facilitar todo tipo de trámites, pero donde estipularon de manera ilegal que ella debía un total de ¡300 millones de pesos!. Documento que inscribieron en una notaría.
Todo esto, mientras Merino estaba criando un bebé de cuatro meses.
PUBLICIDAD
Pero eso no fue todo, puesto que después le embargaron un auto en un supermercado, a pesar que, “es ilegal que te lo quiten en a calle”, aseguró.
“Muerta de hambre”
Hoy, con el paso del tiempo, confiesa que ya no siente el odio hacia él, como antiguamente porque antes “donde lo veía le gritaba estafador, rata humana, hiciste tu plata cagándote a la gente pobre”, saliendo incluso en un reportaje del “Tío Emilio”, para el programa “En su propia trampa”.
Además, reveló el día que pudo encararlo por estafador, pero la respuesta de él reveló su alma al desnudo.
“Y tú, muerta de hambre”, le respondió sin vergüenzas.
