La celebridad y fortuna de Hugh Hefner se construyeron al amparo de la icónica revista Playboy, que creó en 1953 con la intención de derribar ciertos tabúes puritanos de la época aprovechando los vientos de liberación sexual en la sociedad norteamericana. Las fotos eróticas y los contenidos transgresores la convirtieron en un boom a principios de los sesenta, e, incluso, los contenidos editoriales se prestigiaron con las columnas de James Baldwin o entrevistas a personajes famosos como Malcom X en 1975, levantando banderas por los derechos civiles y –supuestamente- la emancipación de la mujer.
Sin embargo, al morir Heffner en 2017 a los 91 años, la historia de la publicación había tomado un rumbo tan retorcido que desde los 70 el empresario fue siempre cuestionado por el sexismo y la utilización de la mujer en sus negocios. Y aunque el movimiento Metoo no alcanzó a ajustar cuentas con él, muchas de las exconejitas que representaban ese imperio salieron a testimoniar sus prácticas y abusos. Ahora, la docuserie “Secretos de Playboy” –del canal Crimen+Investigación-, recoge esas denuncias para demostrar que el exdibujante de caricaturas modeló su revista camuflando el abuso sexual bajo una falsa premisa de liberación femenina. “Era un monstruo”, resumen varias de ellas.
Así, decenas de exnovias, playmates y antiguos empleados develan una organización que tuvo la mítica mansión Playboy como centro de operaciones. Desde 1974 en Los Ángeles, los miembros y sus invitados eran atendidos por las conejitas Playboy, algunas de ellas modelos de la revista. Los celebrities y Vips tenían “más derechos” sobre las hermosas jóvenes que soñaban con el cine y la fama.
Todo sea por tener fama y fortuna
Uno de los testigos de la serie es la hija del médico de Hefner, Jennifer Saginor, quien vivió desde niña en la mansión y conoció ese lugar que devino en infierno cuando, a sus 17, se involucró con el jefe. Ella acusa explotación de las chicas, así como manipulación y adicciones, un tema del que se hizo cargo la DEA y el FBI en los 70 y que otra exnovia Sondra Theodore confirma en la cinta: “Había drogas por todas partes”. Al cabo de esa investigación, el lugarteniente de Heffner, Bobbie Arnstein, se suicidó luego de ser declarado culpable de tráfico de cocaína.
Al fin, de su impulso inicial quedaron a fuego los nombres de Jenny MCarthy, Pamela Anderson y Anna Nicole Smith como símbolos de una revista que dejó de imprimirse por gracia de la pandemia, y cuya portada más emblemática inmortalizó a una joven Marilyn Monroe en vuelo directo hacia Hollywood.