En enero del 2002 la realeza británica sufrió un fuerte golpe cuando el Príncipe Harry junto a su esposa Meghan decidieron retirarse de la vida real. En consecuencia, el Gobierno Británico decidió retirar la protección de los Duques de forma permanente.
Recordemos que desde ese entonces la pareja vive en Estados Unidos junto a sus dos hijos, y no piensan volver a las tierras de origen de Harry hasta que se resuelva este conflicto. El nieto de la Reina Isabell anunció que iniciará acciones legales contra dicha administración, porque ni siquiera se le permite pagar por el servicio de seguridad.
El representante legal de la pareja dio a conocer, mediante un comunicado, la posición de la pareja con respecto a esta decisión “demasiado peligroso (...) Heredó un riesgo de seguridad al nacer, de por vida”.
Según el representante legal de la familia del príncipe: “El duque de Sussex -nieto de la reina Isabel II- no se siente seguro en el Reino Unido y por tanto ‘no puede volver a su hogar con su esposa Meghan y sus hijos Archie y Lilibet’”, publicó el diario Daily Telegraph.
Otro argumento que dan para volver a colocar seguridad a la familia, es que el Príncipe “sigue siendo el sexto en la línea de sucesión al trono, cumplió dos períodos de combate en Afganistán y, en los últimos años, su familia ha sido objeto de amenazas neonazis y extremistas bien documentadas”.
Si el conflicto llegará a no resolverse, pasaría a manos del Tribunal Superior entre los ministros y el hijo menor de Diana de Gales.