El miércoles partió un grande de la música popular chilena: Luis Dimas. Una falla multisistémica le quitó la vida al hombre que nació el 11 de diciembre de 1942 y fue llamado Luis Salvador Misle Troncoso. Luego, su carrera musical en plena Nueva Ola lo llevó a convertirse en el Rey del Twist usando el mote Luis Dimas y ya en la década pasada se cambió legalmente el nombre a Luis Dimas Misle Troncoso. Todo para ser más reconocido en la papeleta de votaciones, pues la política fue uno de sus intereses a pesar de sus regulares resultados en las urnas.
Al momento de fallecer, el hombre tras “Carpichito” estaba afectado de una demencia senil y no era del todo autovalente. Ya hace unos años vivía con su sobrino Enzo Corsi, quien el jueves estuvo recordando a su famoso tío.
“Lucho estuvo los últimos años con mi mujer y conmigo después de que le dio ese infarto tras el estallido social. Conocimos a otro Luis. A ese Luis pariente, a ese tío... ya no tan el artista, sino que ese tío cariñoso. Siempre le gustó cantar y siguió cantando. Su voz permaneció intacta... hasta un día antes cantó con nosotros”, dice Corsi, quien explica que más allá de sus problemas de memoria, su tío gozaba de buena salud para sus 78 años.
“Esto fue fulminante, fue de la nada, No es que él estuviera agonizando, él estaba sano y bueno el 16 de noviembre, cantando y feliz”, dice quien estuvo el jueves hablando de Dimas en TV, tuvo un paso por “Tu día”, y medios como Publimetro, donde comentó sobre lo mejor de sus últimos años.
Él era muy cómico. Siempre cuento esta anécdota: él se levantaba y lo primero que decía era ‘La peineta’. Él sin su peineta no podía caminar, se paralizaba. No, es aquí pasó algo grave, se perdió mi peineta’. Y la teníamos que buscar en toda la casa porque, o si no, él no se movía. Él necesitaba sus peinetas y siempre se le perdían. Aparecían en chaquetas y al final tenía como 10 peinetas. Esa era una de las cosas lindas que tenía”.
También estaba su amor por el cine -ámbito que conoció como protagonista de “Takilleitor”- y que se demostraba en su fanatismo por las cintas de acción que veía cada día. “Me pedía ‘una peliculita, una peliculita’”. En tanto, el interés del cantante por el boxeo lo llevó incluso a jugar videojuegos. “Había un Luis que nadie vio: jugando Wii”. Le gustaba el box y el fútbol”, recuerda Corsi. “Con eso me hacía reír, porque como el fútbol es tan real y a un jugador le puse Dimas y lo fabriqué, cuando le decía ‘Tío, hoy no has hecho nada, no has caminado’. Él me decía ‘¿Cómo que no, no viste el medio partido que me jugué?’”, dice con ternura sobre las consecuencias de la demencia senil. “Era muy gracioso”.
Respecto a las relaciones familiares en el último tiempo, Corsi cuenta que a su esposa la quería como a una hija y que se mantenía en contacto tanto con sus hijos que vivían en Canadá, país donde vivió, como su hijo residente en Chile. “Fue una linda reconciliación de todo”.
José Alfredo Fuentes recuerda los “Dimazos” de su amigo
“Lucho siempre tuvo fama de hacer shows muy largos, entonces de ahí nació la palabra “Dimazo”. Cuando uno hace un show muy largo, dice ‘Te mandaste un Dimazo’. Cantaba como dos horas, entonces, el que venía después estaba súper lateado esperando. Además, hacía los shows con mucha euforia, entonces era difícil salir después de Lucho. Así que entre todos los amigos acostumbrábamos pedirle que fuera siempre al final de cada espectáculo.
En una de esas ocasiones, nos tocaba presentarnos en El Salvador, en el estadio de Cobresal. Lucho estaba al medio y yo estaba al final, y en el avión lo convencí para que él fuera antes y él cerrara. Iba a dejar a la gente muy cansada porque era muy largo su show. Así que, efectivamente, así lo hicimos: canté yo en la mitad, perfecto, y me fui al hotel. Y ahí me senté en el bar del hotel a escuchar cómo cantaba Luis Dimas, se oía desde lejos.
Pasaba media hora, una hora, hora y media, dos horas. Dije, ‘pucha que le achunté con cambiar y salir antes cantando’. Él estaba con un traje blanco. Pero lo fue a buscar una van y él se baja y el traje venía verde. Porque en las canciones se tiraba al suelo, en el pasto del estadio, entonces quedó todo el traje verde y mojado. Aparte de cantar dos horas, se mandó un show de esos imposibles... si salías después, ¿qué es lo que haces? Hay que hacer cualquier cosa para entretener a la gente.
Por supuesto, nos moríamos de la risa los dos. Le dije, ‘por suerte cambiamos o qué hago yo y hasta te diste una vuelta de carnero en el pasto’. Esto fue hace hartos años años, hace unos 20 años.
Siempre fue así, había una parodia en el matinal de TVN cuando estaba Felipe Camiroaga. Daniel Sagüés hacia el show de Luis Dimas. Le tiraban el cordón del micrófono, lo arrastraban y él salía de nuevo.
Eran famosos los ‘Dimazos’. Se van a echar de menos, porque se entregaba por entero en el escenario. Gozaba, lo pasaba bien. Era artista las 24 horas del día y, especialmente cuando estaba cantando, se trasladaba al cielo, donde debe estar seguramente ahora.