El Sudamericano Sub 20 disputado en Venezuela deja más dudas que certezas de cara al Mundial de la categoría, que se llevará a cabo en nuestro país. Si bien la selección chilena consiguió meterse en el hexagonal después de 12 años, terminó colista en esta instancia, por lo que no obtuvo la clasificación en cancha al torneo planetario, que era el objetivo de Nicolás Córdova, sino por el hecho de ser la anfitriona.
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En definitiva, la “Rojita” cerró la campaña con apenas dos triunfos en nueve partidos, además de un empate y seis derrotas, para un exiguo 25.9 por ciento de rendimiento. Por ende, deja varios aspectos a mejorar de acá a septiembre, cuando comience el certamen orbital, los cuales repasamos a continuación.
El bajón físico
Este defecto salió a relucir tanto en los encuentros mismos como a lo largo de la cita. Chile se desplomó en los minutos finales de algunos duelos, lo cual le costó dolorosos goles agónicos, por ejemplo, ante Uruguay en el enfrentamiento por el Grupo A o Paraguay en la fase decisiva.
Además, el combinado nacional llegó al cierre del evento a duras penas, lo que se notó en la caída a manos de Colombia y sobre todo en el segundo tiempo contra Brasil. El cuadro criollo compitió siempre hasta el pitazo final, salvo en esos dos lances, donde se quedó con 10 jugadores.
Aparte, una buena cantidad de futbolistas fue quedando en el camino durante la competición, por lo que sólo hubo cuatro suplentes disponibles más los arqueros frente al “Scratch”. Matías Pérez, Ian Garguez, Benjamín Aravena, Emiliano Ramos y Favian Loyola no llegaron hasta el término.
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La falta de finiquito
A pesar de que el conjunto chileno tuvo a uno de los goleadores de la competencia en Juan Francisco Rossel, éste no pudo anotar en las últimas cuatro presentaciones. Con la “Canarinha” se perdió un par de oportunidades inmejorables.
Ahora, el nombre propio que concentra este problema de definición es el de Damián Pizarro, que tuvo un paso para el olvido por tierras venezolanas. Con nueve remates en total, no logró convertir ningún gol.
La escuadra criolla habría tenido una participación bastante más decorosa en términos estadísticos de haber aprovechado mejor sus ocasiones. Esta falencia quedó en evidencia especialmente en las caídas con los paraguayos y en la despedida con los brasileños.
Las pelotas paradas
El “Equipo de Todos” sufrió mucho con los balones detenidos, ya fueran córners o tiros libres. En los grupos, le significó la derrota en los descuentos con los uruguayos por el autogol de Rossel y los dos tantos “guaraníes” en el último partido.
Ya en la ronda de definiciones, los colombianos, aunque no marcaron por esa vía, hicieron ver chica a la “Roja” juvenil en las jugadas aéreas. La “Verdeamarela” ratificó esta deficiencia con el 3-0, donde Ricardo Mathias cabeceó solo.
Los contragolpes
El elenco patrio también lo pasó mal en los retrocesos. Esto se vio claro en el choque con los peruanos, que atacaron poco y nada, y, pese a eso, sorprendieron con un golazo de larga distancia y una contra.
En la etapa definitoria, Argentina puso el 2-0 con este expediente, aunque el seleccionado paraguayo fue el que más utilizó este recurso para complicar las aspiraciones nacionales. Dos salidas rápidas acabaron en la red de un dubitativo Ignacio Sáez, con los rojos volcados hacia el arco rival.